Capitulo 11

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—Ya basta —dijo él, cansado de sus insultos.

Sesshomaru intentó jalar a Rin para que caminara hacía el auto, pero la mujer no se lo permitió.

Las miradas se volvieron cada vez más insistentes a su alrededor y Rin no parecía querer ceder.

Estaban llamando mucho la atención. Hasta que, finalmente, una persona entrometida se acercó.

—Señorita, ¿necesita ayuda? —preguntó una mujer mayor, regalándole una mirada de desconfianza al albino.

Rin lo pensó por un momento antes de responder, aquella parecía ser una buena manera de deshacerse de él, sin embargo, en su cabeza resonaron las palabras de la anciana Kaede.

"... Y tal vez las cosas entre ustedes como pareja no funcionaron, pero eso no quita el hecho de que ese niño también sea su hijo y que a lo mejor, ese hombre hubiese sido un buen padre."

La castaña suspiró, resignada.

—No se preocupe, está todo bien —sonrió ella a la mujer.

La señora asintió y se retiró a pasos lentos, no sin antes, entrecerrar sus ojos en dirección a Sesshomaru.

—No subiré a tu auto —le dijo ella al hombre, viéndolo fijamente.

Rin no pensaba ocupar el mismo lugar que había ocupado aquella mujer, minutos antes. Así que...

—Entonces, ¿qué propones? ¿Hablar en medio de la calle?

—No —le cortó la castaña, regalándole una mirada desdeñosa —. Hay una panadería a unas pocas calles —mencionó ella, recordando el motivo por el cual, caminaba por ese sitio.

Aquella se había vuelto otra de sus costumbres: salir a caminar, comerse un dulce en ese lugar y luego tener una corta plática sobre su embarazo con Aori.

Aori era una mujer afable, quien también se había convertido en su amiga. No hablaban mucho, porque, obviamente, ella estaba trabajando y no podía quitarle mucho tiempo, pero al menos, se saludaban y existía cierta química de amistad.

Rin comenzó a caminar hacía la panadería, ignorando a Sesshomaru.

El hombre la miró irse, con aquellos pasos tan lentos y pesados, y luego miró en dirección a su auto, no podía dejarlo ahí...

—Rin —la llamó.

La mujer se giró con molestia, preguntándose qué quería ahora. Él seguía en el mismo lugar, no había dado ni siquiera un paso desde que ella comenzó a caminar.

—No vayas a escapar —le dijo él, antes de cruzar la calle y subirse a su auto para estacionarlo mejor.

«Como si pudiera» pensó ella, colocando los ojos en blanco.

La castaña continuó con su camino y en menos de cinco minutos lo tenía tras suyo.

Los dos ingresaron a la panadería, llamando un poco la atención.

¿Y cómo no hacerlo, si Sesshomaru era tan llamativo?

Aori se acercó rápidamente para saludarla, como era costumbre.

—Oh, pero si este bebé está cada día más grande —dijo la mujer con una gran sonrisa, acariciando su barriguita.

Rin sonrió también.

—Mira, te está saludando —dijo la castaña emocionada, al sentir la patadita de su hijo.

Sesshomaru posó sus ojos en el vientre de Rin, buscando también detectar esos movimientos que ella mencionaba.

CORAZÓN ALMIBARADO | SESSHRIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora