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Viernes 20/12/24

Mi último día como ayudante en la veterinaria. Son muchas las emociones que siento, desde feliz por terminar una nueva etapa queme ayudará mucho en mi futuro, pero triste porque ya no podré ayudar a los Kim;ya no podré verlos tan seguidos y realmente en tan poco tiempo me hicieron sentir tan cómoda que no podría haber quedado en otra veterinaria. Ambos me elogiaron tanto mi trabajo con los animales, de como logro aprender nuevas cosas e implementarlas sin problemas. De verdad que extrañaré salir de mis clases y venir aquí, se convirtió en mi rutina favorita. Ni mencionar que es uno de mis lugares favoritos.

Al principio tenía mucho miedo sobre lo que podría vivir siendo un aprendiz, muchas dudas se apoderaban de mi en las noches no dejándome dormir.
Dudas sobre si lo haría bien o si cometería un grave error irreparable, si los veterinarios serían buenos o son aquellos de personalidades fría, si me tocarían dueños bravos y me criticarían; entre muchas otras cosa.

En cambio fue todo lo contrario. Los jefes era las personas más dulces que pude conocer, y los dueños se iban más que felices a sus hogares con sus mascotas. Todos ellos destacaban como yo lograba tranquilizar a los animales y el trato que les daba, el cariño y la paciencia con la que los atendía. Cada comentario positivo que recibía me hacia sentir que realmente había escogido la carrera correcta, que este era el trabajo deseado y que a pesar de todo no me arrepentiría de elegirlo.
Mi pasión en verdad era cuidar y ayudar a los animales.

Por el contrario de todos los días que he estado ayudando aquí hoy es un día muy tranquilo. Solamente dos perritos y un gatito fueron los únicos que vinieron para vacunarse. Fue todo lo que hice hasta que mi horario finalizó.

Hoy tuviste suerte —aparece el doctor Kim en la recepción dándome un susto por su repentina aparición. Que bueno que no se haya dado cuenta de eso.

Yo me encontraba sentada, con el codo apoyado en la mesa y mi rostro en la palma, claramente aburrida por el vacío de la clínica.

¿Cómo? —confundida lo sigo con la mirada cuando lo veo dirigirse a los asientos de espera.

No hemos tenido consultas —se sienta y estira sus piernas entre quejidos— así que tu último día aquí fue uno muy tranquilo

Hubiera sido bueno atender a muchos más para no pensar en que ya no vendré más —le confieso con un leve puchero al finalizar mis palabras.

¿Aún te falta mucho para acabar con la carrera? —cuestiona mirándome.

Me quedan unos años más —me lamento. Cada vez que pienso en el cuándo acabará  se siente como si fuera uno lejano.

Ya verás que en un abrir y cerrar de ojos ya estarás buscando trabajo —lo dice con mucha seguridad, es obvio ya que a él le habrá sucedido lo mismo. — Creo que es horas de que te cambies y puedas ir a descansar — mira su muñeca dónde tiene usando un reloj.

Reviso la hora en la pantalla del monitor de la computadora donde normalmente anotamos los turnos y tenemos los datos de las mascotas.
Al darme cuenta de que el señor Kim tenía razón me bajo de la silla suspirando.

Ya regreso doctor —como respuesta sonríe. Ya conociendo mis expresiones.

A pasos lentos, como si los pies me pesaran al caminar, voy hacia donde solemos dejar nuestras pertenencias.
La mochila es lo único que me pertenecía, ya que todos los dias era salir de clases y llegar aquí.

Antes de volver a la recepción paso al sitio donde los recién nacidos son llevados. El mismo lugar en el que Bokshil estuvo con sus hermanitos hasta antes de adoptarlo. Recuerdo los primeros días los cuales se la pasaban maullando al no querer estar solos y que él fue el primero en acercarse a mi cuando los visitaba. El doctor solía decirme que el pequeño gatito me había elegido, o algo así. Al principio no le entendía mucho, pero al ver lo tan pegado a mi que era lo comprendí.
Me ponía feliz saber que en este momento estaba vacío y que la gran mayoría fueron a un hogar calentito y que recibirán amor por parte de sus dueños.

Al regresar, la despedida con el doctor comienza. Bueno, una despedida melancólica pero cálida, ¿se entiende?
Una en la que me ha dicho palabras alentadoras, sobre todo que no me de por vencida. Que lo tomara como una meta para así trabajar realmente en su veterinaria.

Cariño y sabes donde venir cuando te gradúes— bromea, sin embargo sé que lo dice de corazón. Miles de veces ha mencionado el querer que yo trabaje con ellos. Y sin duda esta clínica será la primera donde entregaré mi currículo una vez graduada.

Muchísimas gracias doctor Kim, la verdad estos meses aqui fueron los mejores —por el tono con el que lo dije se podía notar la felicidad que me dejaba este sitio— espero verlos muy seguido aún sin seguir ayudando aquí

¡Claro que si! Te veremos cuando traigas a Bokshil aquí. — sonreí y a los segundos me da un corto pero tierno abrazo.

Cuídese mucho, usted y la señora Kim — no puedo no preocuparme por la salud de ambos. Son personas adultas y la salud tiene que ser lo primorial para ellos.

No te preocupes, estaré bien. Además la señora gruñona no me dejará vivir en paz sin veme tranquilo —ambos reímos porque sabemos que no lo diría enfrente de su esposa.

Dele mis saludos y agradecimientos —me entristece pensar en que no pudo llegar a tiempo por el tráfico de la ciudad.

Lo haré. Ten mucho cuidado en el viaje— Sin más le asiento y doy una reverencia antes de salir por última vez, al menos como aprendiz, de la veterinaria.

Mi celular me notificó de un nuevo mensaje a los pocos segudos y ni bien crucé la primera calle lo saqué de mi bolsillo, frunzo el ceño al leer que era de Jeno.

No encuentro a Bokshil. — 17:10 p.m.

Al solo leer el nombre del felino me apresuré en contestarle un "voy en camino" y correr a la parada de bus.

Bad Kind of Butterflies ━━ Lee JenoWhere stories live. Discover now