❈•≪17. Presentaciones incómodas≫•❈

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A la mañana siguiente, el chico de cabellera bicolor que dormía plácidamente, acogido por un calor externo al suyo, se despertó por la urgencia de usar el baño. Su vejiga mandó pinchazos de información a su cerebro en algún momento indefinido de la mañana. Con un desánimo marcado, se pasó las manos por el rostro para intentar espabilarse. El día ya se había instalado fuera y tenía toda su habitación iluminada con una claridad cegadora que poco le incitaba a despegar sus párpados con propiedad. Estaba cómodo, pero tampoco podía ignorar una necesidad básica tan urgente como esa. Menos cuando empezaba a doler.

Pero en cuanto se intentó zafar para levantarse, los brazos que estaban alrededor de su cintura se apretaron, restringiéndolo en el acto. Una pierna se coló por entre medio de las suyas, que luego de un movimiento ágil, se le enganchó a la izquierda. Asegurándose de mantenerlo en su sitio lo más inmóvil posible. Desconcertado y con arrugas en su semblante, HongJoong viró hacia la izquierda, encontrándose con la mirada de párpados caídos de MinGi. Quien por cierto, no lucía adormilado. Sus facciones ni siquiera tenían señales de somnolencia. Estaba bien compuesto y con iris agudas. Su corazón se saltó un latido.

—¿A dónde vas?

La pregunta fue formulada en un tono ronco que le hizo estremecerse. Relamiéndose los labios, impostó la voz antes de pronunciarse.

—Al baño.

La garganta del alto vibró en una exclamación apreciativa, mientras que su agarre se estrechó. Y esa fue toda la reacción que ofreció, a lo que sus cejas se curvaron con inquisición.

—¿No me dejarás ir?— le soltó ante su mudez.

—No. Me gusta como estamos.

—Y yo en serio tengo que orinar.

El tipo se rió—. Dame algo a cambio entonces.

«Oh, por favor. Tiene que bromear».

—¡Yah!— exclamó al ver que no lo hacía. Sus manos fueron rápidas para empujarle los hombros.

Su contraparte ni se inmutó.

—Un beso de buenos días por soltarte. En mi opinión es un trato justo.

Pese a su incredulidad y ligera crispación, el más bajo fue rápido para echar su cabeza hacia atrás y sacudirla a los lados en una negativa rotunda, en cuanto divisó al otro moverse en su dirección. Dispuesto a obtener lo pedido.

—No va a pasar.— murmuró—. Todavía no me lavo los dientes.

Y él jamás compartiría saliva con nadie en esas condiciones. Era asqueroso.

Fue luego de una seria consideración que, en opinión del futuro diseñador no debió existir, que aquellos brazos finalmente se abrieron. Soltándolo. Quitándose la sábanas a medio caer de su cuerpo, se arrastró con premura hacia el baño.

Una vez saciada su necesidad, aprovechó para refrescarse y ahuyentar los últimos rastros de somnolencia que reposaban en su rostro hinchado. También llevó a cabo su rutina matinal con una diligencia que para ese punto ya era automática. Aunque tal vez, en esta oportunidad, se demoró un par de minutos extras. Las marcas rojizas esparcidas a lo largo de su piel, lo distrajeron sin mucho esfuerzo. Las más notorias fueron plasmadas en su cuello y eran sólo dos. Pero en una acción guiada por la curiosidad, comprobó que no eran las únicas y bajo su remera gastada, yacían otras. Incluso reconoció una perfecta impresión dental.

La forma vehemente con la cual su encuentro de la noche anterior se grabó en la extensión de su cuerpo, lo dejó atónito.

El que se hubiera despertado sin jaqueca, lo tomó por sorpresa también. Era como un milagro.

Summer nights - [MinJoong]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن