❈•≪19. Intimidad doméstica≫•❈

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Dos días después de haber aclarado lo que podía etiquetarse como un primer malentendido entre ellos, MinGi siguió esforzándose por compensarlo. Mandándole cupones para bebidas, que venían acompañados con emoticones muy exagerados.

En su consideración, al ser quien los recibía, era un detalle lindo aunque ya innecesario. No es como si estuviera molesto. Vamos, que para empezar, no es así cómo se sintió. Decepcionado y un poco frustrado se acercaban más.

Y al conversar con su mejor amigo de lo ocurrido, SeongHwa se alegró por él y porque lo hubieran solucionado sin mayores inconvenientes. No obstante, fue bastante serio a la hora de aconsejarle que tuviera presente lo que éste llamó, a falta de una definición mejor; una especie de "crisis" o "pánico momentáneo" en el bailarín. A pesar de que el chico le agradara, el castaño fue honesto al decirle que ese comportamiento podía ser un problema para ambos en el futuro. Ya que podía volver a repetirse de estar en una situación en la que sintiera bajo presión. Tómalo como una advertencia, habían sido las palabras textuales del estudiante de administración.

HongJoong agradeció a su amigo y le aseguró que así sería, no para tranquilizarlo y sepultar el tema de una buena vez, sino porque en verdad lo haría. El atleta podía gustarle demasiado, pero se quería a sí mismo un poco más.

Era indulgente y un tanto complaciente cuando alguien le gustaba, sin embargo, jamás al punto de que lo pasen por arriba o hagan de su persona lo que quieran como si no tuviera un gran valor. Porque lo tenía, y aparte de saberlo, hace años dejó de ser ese tonto enamorado que se olvidaba de sí.

Por otro lado, retomaron su rutina de mandarse tonterías sin sentido a través de mensajes. En esto, no les costó reanudar el ritmo. De hecho, fue como si nunca lo hubieran dejado de hacer. Esa sensación le gustó al estudiante de modas, por algún motivo que todavía no podía descifrar. Quizás sólo eran las hormonas que hacían su trabajo. Daba igual en realidad.

Y el día de hoy, su mente no estaba prestándole atención a nada más que los retazos de tela a su alrededor y a las prendas a medio reformar en sus manos. La presencia conversadora de KyungMoon era incluso ruido de fondo en ese sábado por la tarde. Tan ligera y distorsionado que a duras penas recordaba que se encontraba con él. Al mayor ni siquiera le molestaba, la última vez que le dio un vistazo para comprobar si no se había hartado o dormido, en el peor de los casos. El tipo estaba enfocado en su móvil y con los auriculares puestos.

Al principio habían platicado de varios temas al azar, pero en algún punto, luego de que se hubieran aburrido de jugar Uno y acusarse de hacer trampa en distintas rondas, terminaron de esa manera pacífica. Simplemente haciéndose compañía. Y no era malo. El futuro compositor, según le dijo, se hallaba de pasada y de nuevo había quedado con sus amigos. Por lo que pronto se iría.

Su "pronto" acabó por ser casi dos horas después. Pero a ninguno le importó.

Quitándose unos mechones del rostro con el dorso de la mano, HongJoong arrugó el ceño y enderezó la espalda en cuanto escuchó unos golpes en la puerta. Fueron tan suaves que por un instante creyó imaginarlos, pero no fue así, porque se repitieron con mayor claridad.

Intrigado por quién podría tratarse, obligó a sus piernas a que se movieran. Limpiándose las palmas, hizo su camino hacia la puerta. En su corto trayecto, notó que las habitaciones de sus compañeros antes abiertas, ahora se mantenían cerradas y silenciosas. Dos habían vuelto a reintegrarse a la unidad hacía recién una hora y por sus apariencias ojerosas y andares arrastraros, supo que aprovecharon sus vacaciones al máximo respectivamente.

Y brevemente, consideró que tal vez, algún amigo de éstos estaba allí para visitarlos. Pero es suposición se fue abajo tan pronto se fijó en la inesperada figura atlética al otro lado.

Summer nights - [MinJoong]Where stories live. Discover now