Capítulo 24 🥐☕

1.8K 312 81
                                    


Todos volvieron a sus casas como a las cinco de la mañana cuando el sol del verano había comenzado a hacer su aparición. Beomgyu pagó un taxi para Minjeong y volvió solo en su camioneta. Se sentía en condiciones para conducir, pero no iba a arriesgar a la chica.

Cuando llegó al apartamento se tiró en la cama completamente agotado sin quitarse siquiera la ropa o el maquillaje. Durmió hasta el medio día y cuando despertó deseó no haber nacido.

En el espejo pudo notar la ropa estrujada y desarreglada y el pelo revuelto. También vio a un estúpido que contó su aventura en frente de la persona a la que más lastimaba con todo eso.

Lamentablemente no era de los borrachos que olvidaba y vivía con las memorias de cada locura que cometía en ese estado. Este había sido la peor. No sabía cómo enfrentaría a Minjeong luego de que ella supo todo lo que había pasado justo después de haberla abandonado en la boda.

Él estaba intentado hacer las cosas bien. Luego de la confesión de su amiga, aquel domingo, decidió alejarse de Taehyun. Se convencía de que no había sido un error, pero tampoco iba a continuar algo que dañaba a más personas de las que le gustaría.

Por Taehyun había peleado con su único hermano. Por Taehyun su madre pensaba que él era un infiel. Por Taehyun se había olvidado de Minjeong. Por Taehyun había sido un maldito egoísta y caprichoso.

Era el menor de su casa y su hermano era nueve años mayor, eso se traducía en que todos lo consentían. Si algo quería debía estar seguro que lo tendría. De ahí venía todo.

Con Minjeong no fue la excepción. Ella no hablaba mucho ni tomaba iniciativas así que se acostumbró a tomar decisiones por ambos en vez de intentar que ella se expresara. Daba por sentado que ambos querían lo que él anhelaba.

Su mayor acto de egoísmo fue huir de un matrimonio solo porque él no lo quería. Beomgyu llevaba un mes martirizandose con la idea. En un mes había intentado compensar a Minjeong escuchándola y dejando que ella tomara las decisiones aún cuando él no quería. Se lo debía.

Incluso en su casa, sus padres parecían felices con el cambio que había dado su hijo. Era más obediente y tranquilo. Estaba siendo el hijo que siempre desearon.

El timbre de su celular había sacado a Beomgyu de sus pensamientos. Era Soobin que lo llamaba.

— Hyung, hola,— dijo una vez descolgó la llamada.

— Gyunie, hola, ¿estás en tu casa? Quiero llevarte algo.

— Estoy aquí, puedes pasar cuando gustes.

— Está bien, llegó en unos minutos.

Decidió ordenar un poco para no llevarse un regaño de su hyung y se dio una ducha. Cuando estaba terminando de vestirse oyó como la puerta era abierta.

— ¡Llegué!— Oyó la voz de Soobin.

— Hyung, ¿qué me trajiste?— preguntó saliendo de la habitación.

— Mírate, parecer un vagabundo.

Ambos rieron ante la comparación pero después de una noche de copas no tenía ganas de verse presentable.

— Supe que saliste con tus amigos ayer y pasé por la farmacia a comprarte algo para la resaca.

— Gracias hyung, ¿cómo lo supiste?

Bebió el líquido que contenía la pequeña botella y luego echó el frasco a la basura.

— Vi las historias de algunos de tus amigos. Al parecer tuvieron una buena noche. Tenías mucho que no salías con ellos, me alegra.

Lumbra | Taegyu Where stories live. Discover now