Capítulo I

2.8K 276 30
                                    


- ¿En qué piensas?, dijo mi querido y molesto amigo, mientras se sentaba a mi lado.

-En lo hermoso que es mi pequeño Milo, dije viendo como mi hijo de tres años, perseguía pequeñas mariposas por el gran jardín de la manada -No quiero que siga creciendo, me gustaría que fuera un pequeño cachorro por siempre.

-Estás haciendo un excelente trabajo, dijo golpeando mi muslo y sacándole la lengua a mi hijo, que imitó su gesto - ¿Qué vas a hacer?

Sin necesidad de que dijera más, sabía que estaba preguntando -Hablé con War y no iré a la reunión del fin de semana, dije sin despegar mi mirada de mi cachorro, viendo como el sol acariciaba su piel y hacía que sus ojos se vieran mas brillantes y hermosos -Habrá otros sanadores, así que no seré necesario.

-No puedes escapar de por vida amigo, dijo con tanta suavidad que parecía un suave susurro -Sabes que puedo quedarme con Milo.

-Lo sé, es solo que no quiero verlo, dije llevando las piernas a mi pecho y suspirando -Creo que aun me duele el corazón.

-Lo entiendo, dijo acariciando mis cabellos, como si fuera un cachorro necesitado de cariño, sin embargo, lo agradecí moviendo mi cabeza más cerca de su mano -Nos veremos cuando vuelva entonces.

Sin contestar asentí y seguí mirando a mi pequeño, recordando todos los momentos que habíamos vivido juntos en estos tres años, como había mejorado mi vida, dándole luz y llenándola de colores, con una sonrisa abrí mis brazos y lo acogí en mi pecho, apretándolo con suavidad entre mis brazos.

-Papi, tengo hambre, dijo estirando su boquita y refregando su mejilla en mi cuello, marcándome con su aroma a bebé, dejando un beso en su frente lo cargué y encaminé a nuestra pequeña y acogedora casa, la cual había armado con mucho esfuerzo y amor -Quiero galletas.

-Cenaremos Milo, dije viendo como hacía otro puchero, sabiendo que no podría negarme, tomé una del pote de vidrio y se la di, sin embargo, me puse a cocinar de inmediato, para que mi cachorro tuviera una comida caliente y nutritiva - ¿Puedo ir a jugar con Lilo?

-Después de comer, dije viendo como asentía, prendía la televisión y se sentaba a ver sus caricaturas, así que seguí cocinando en silencio, cuando estaba terminando, vi que mi cachorrito se había quedado dormido y no pude evitar compararlo con su padre, era muy parecido a él, con la particularidad de que tenía mis negros cabellos, todo lo demás era de Mew y a pesar de todo lo que había pasado entre nosotros, me llenaba de orgullo que lo fuera.

Con cuidado eché sopita a un pequeño pocillo y lo llevé a la mesa, cuando estaba tibio desperté a mi hijo y lo senté a mi lado para que comiera, cosa que hizo de inmediato, cuando se llevó la ultima cucharada a la boca, la pequeña hija del alfa de la manada, entró a mi casa como un remolino, acompañada de su padre, que avergonzado la regañaba por no haber tocado antes.

-No la regañes War, dije yendo a la cocina y tomando la tetera con té, para servirle un poco -Milo la estaba esperando.

-Son inseparables, Lilo tragó para venir a verlos, dijo recibiendo su té y tomando un sorbo -De hecho, queremos preguntarte, si es que puedes quedarte con ella por el fin de semana.

-Por supuesto que me quedaré con la pequeña, dije viendo como este tomaba mis manos y las apretaba - ¿Estás seguro de que no quieres ir a la reunión?

-Estoy feliz de darte mi voto War, dije sin contestar su pregunta, por lo mismo agradecí cuando no siguió preguntando -Te ves cansado.

-Lo estoy, te juro que me siento al borde del llanto 23 de las 24 horas que tiene el día, pero debo mantenerme al pie del cañón, no tendría cara para perder la manada que tanto trabajo y amor le costó a Yin, dijo con los ojos llorosos y tristes -Pero es muy agotador.

MiloWhere stories live. Discover now