Capítulo IV

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Cuando sentí el revuelo en la manada corrí para saber que pasaba, de pronto un centinela dijo algo que me heló la sangre - ¿Qué mierda pasó?, dije deteniendo al hombre y exigiendo que me explicara la situación.

-Los osos invadieron nuestro territorio y se llevaron a nuestro sanador, dijo haciendo una pequeña reverencia cuando War llegó a nuestro lado.

- ¿Los osos?, pero sin son nuestros aliados, dijo el pelinegro a mi lado.

-Entraron seis osos por el lado suroeste de la manada, atacaron a los dos centinelas que resguardaban ese sector y cuando apareció nuestro sanador se lo llevaron, dijo dando su reporte con rapidez -Nuestro sanador curó a los centinelas y se fue con ellos, uno de los heridos dijo que Gulf había salido caminando por su propio pie.

-Preparen un grupo de seis lobos y vamos a por Gulf, dije sin esperar a que War dijera algo, no me importaba que pensara el felino, esto era malditamente personal, los osos se habían llevado al amor de mi vida y no me quedaría de brazos cruzados.

-Llévate algunos de nuestros centinelas, Gulf es un felino y nos tiene a nosotros cuidando su espalda, dijo con un leve temblor en su voz, cuando asentí y me disponía a ir, recordé al pequeño y me detuve en seco.

- ¿Dónde está el cachorro de Gulf? ¿Dónde está Milo?, dije mirando al felino que abrió sus ojos preocupado.

Cuando War pasó corriendo a mi lado, lo seguí sin dudarlo, de pronto mi lobo aullaba por salir y buscar al pequeño, al punto que los músculos de mi cuerpo comenzaron a doler, por primera vez los centinelas no me prohibieron el paso a la cabaña de Gulf, era obvio que era sólo porque iba con War, cuando entré vi una casa pequeña y acogedora, el aroma de mi moreno me golpeó con fuerza, haciendo que todos los músculos de mi cuerpo se relajaran.

-Milo, pequeño ¿dónde estás?, dijo War caminando por la casa y buscando al cachorro, pero no sentíamos ningún ruido, de pronto mi lobo soltó un suave aullido y a los segundos un pequeño lobo negro, de ojos dorados salió con cautela, el pequeño aullido que salió de su pechito quebró algo en mi y caí de rodillas para recibirlo en mis brazos, el rápidamente se metió entre ellos y mis ojos se llenaron de lágrimas, cuando metí mi nariz en su cuellito lo supe, este pequeño lobezno era mi cachorro, Milo era mi hijo y yo recién me enteraba.

-Cambia bebé, estás seguro, dije por nuestro enlace mental, viendo como el abría sus ojitos y asombrado asentía, cuando no transmuto gimió y soltó un lastimero aullido, que me hizo acariciar su pelaje y preguntarle - ¿Qué pasa cachorro?

-No puedo cambiar, dijo con un tono de voz asustado y lloroso - ¿Dónde está mi mami?, quiero a mi mami.

-Tranquilo cachorro, mami está bien, iremos a buscarlo, dije acariciando entre sus orejas y soltando mi aroma para que se calmara, cosa que hizo de inmediato -Quédate con War, yo iré a por mami.

-Quiero ir contigo, yo soy una panterita, puedo defender a mami, dijo metiéndose mas entre mis brazos, haciendo que mi corazón se derritiera, mi pequeño hijo a todas luces era un lobezno, pero el creía que era una pantera y yo no lo sacaría de ese error.

-Debes cuidar la casa, para que cuando mami vuelva todo esté en su lugar, dije viendo sus ojos brillantes, era claro que estaba al borde del llanto -Prometo que traeré a mami de vuelta.

Después de soltar un poco más de mi aroma y cuando ya estaba tranquilo, lo dejé en manos de War y me dispuse a cumplir con mi promesa, con rapidez nos infiltramos en terreno de los osos, fuerte fue el impacto cuando llegamos al centro del bosque y un cuerpo colgado, amarrado de pies y manos, dejaba al descubierto su pecho vacío y el vientre abierto, mientras que a sus pies una pequeña criatura en gestación estaba tirado como basura.

MiloWhere stories live. Discover now