Capítulo XV

1.4K 217 33
                                    

Llevaba una semana coqueteando con Mew y me sentía como un chiquillo enamorado, de momento había dejado de sentirme culpable por coquetear con un hombre con pareja, más cuando la madre de Milo no se veía por ningún lado, había tratado de obtener información de ella por todos lados, pero nadie me decía nada, así que estaba disfrutando de la sensación de sentirme cortejado por alguien y de retribuir ese cortejo.

Últimamente estaba muy cansado y mi hambre había aumentado considerablemente, así que estaba esperando ver al sanador de la manada, ya que, ayer había sentido un movimiento extraño en mi vientre.

-Hola Gulf, ¿cómo te sientes?, dijo Klaus con una brillante sonrisa - ¿Por qué pediste una cita conmigo?

-Necesito que me chequeé sanador, dije viendo como este enarcaba una ceja y se sentaba frente a mí –He sentido que algo dentro de mí se está moviendo, creo que quizás el tiempo que viví comiendo basura, hizo que un parásito se asentara en mi panza.

-No te preocupes Gulf, te checaré, pero es muy difícil que un parásito esté dentro de ti, no luego de las hierbas que te dimos para sacar el veneno, dijo colocando sus manos sobre mí y cerrando los ojos –Tu energía vital está muy fuerte y todos tus órganos se ven bien.

- ¿Puedes revisar mi vientre?, dije aun inseguro de lo que me decía, cuando el sanador llevó sus manos a mi panza, un nuevo movimiento me hizo abrir los ojos y mirar al hombre asustado - ¿Lo sintió?

-Tranquilo creo que es sólo un movimiento intestinal, dijo mordiendo sus labios y evitando mi mirada –Conversaré con el alfa, para ver si me permite hacerte un chequeo más profundo.

-Quiero ese chequeo, es mi cuerpo y el alfa no tiene nada que decir al respecto, dije temiendo tener algo grave que el sanador me estaba ocultando, si tan solo hubiera recuperado mi memoria, podría yo mismo ver que estaba pasando conmigo, pero aun no sabía cómo ocupar mi don de sanador.

-Lo sé Gulf, pero yo soy un recurso de esta manada, debo tener la autorización de mi alfa para invertir mi energía vital en un paciente, dijo con una sonrisa y sin un atisbo de enojo, haciendo una mueca bajé la mirada y asentí –Pero estás sano, así que no te preocupes.

-Gracias sanador, dije saliendo de su oficina y caminando a la mansión, cuando estaba a punto de llegar, vi a Milo escalando un árbol demasiado alto y endeble para sostener su cuerpo, con rapidez y sin quitarle los ojos de encima, corrí lo más rápido que mis piernas podían, si el cachorro caía de esa altura se lastimaría gravemente.

–Hey cachorro, no sigas subiendo, dije en el tono más suave que mi cansado cuerpo por el esfuerzo físico me permitía –Con cuidado baja hasta aquí, esas ramas no son tan fuertes para sostenerte.

-No puedo bajar, dijo con su voz llena de temor y angustia, en ese momento entendí que el pequeño estaba congelado por el miedo –Tengo miedo mami.

-No te muevas, subiré hasta dónde estás, dije quitándome el cortavientos y los zapatos, sabía que podía llegar fácilmente a dónde estaba el pequeño, lo único que debía tener en cuenta era la resistencia de esas ramas, si escalaba un poco más arriba de dónde estaba Milo, podría dejar que el pequeño se subiera a mi espalda y juntos bajar por el lado más resistente del árbol, tomando impulso afirmé mis manos en el tronco y con agilidad fui subiendo de a poco, con temor vi que las ramas estaban secas y eso las hacía más frágiles que de costumbre, cuando una de ellas se rompió haciéndome perder el equilibrio maldije.

- ¿Estás bien?, dijo el pequeño a unos metros de mí, con una sonrisa lo miré y traté de que se mantuviera en calma, no era bueno que se alterara a tantos metros del suelo.

MiloWhere stories live. Discover now