Capítulo XIX

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Mientras miraba al jardín esperaba a que mi cachorro volviera, se había ido hace unas horas y ya lo extrañaba, un fuerte movimiento en mi vientre hizo que me acomodara mejor en el sillón, buscando una mejor posición para estar más cómodo, giré el cuerpo y vi caminar a lo lejos a Zomarie, mi buena visión me permitía saber que era ella, quien caminaba a paso lento y calmo hacía dónde estaba.

Molesto por que sabía que ella no venía a verme a mí, sino que a Mew, me levanté y mordiendo mi labio caminé a la entrada, no dejaría que ingresara a mi casa, no en mi guardia, así que abrí la puerta y me afirmé en ella, llevando las manos a mi vientre y esperando a que llegará frente a mí.

-Hola Gulf, dijo la mujer viéndose cansada y sonrojada, mientras tomaba aire –Lamento molestar, pero necesito ver a Mew, ¿se encontrará?

-No, fue al lago con Milo, dije viendo como miraba hacía el lago y mordía su labio al imaginarse la distancia que la separaba de ellos - ¿Necesitas algo?

-No me puedes ayudar, pero gracias, dijo mirando tras de mí, seguro deseando que la invitara a entrar, pero eso no pasaría jamás.

-Voy saliendo, dije juntando la puerta tras de mí y esperando que se diera media vuelta para irse –Te acompaño a la entrada.

Mientras caminaba a su lado, traté de enderezar y verme lo mejor posible a su lado, mi pantera se movía ansiosa con ganas de enterrar sus garras en la hermosa mujer a mi lado, pero tomé aire para controlar esa sensación asesina.

De la nada se erizaron todos los vellos de mi cuerpo y una sensación de peligro se posicionó desde mi nuca hasta el fin de la columna vertebral, cuando sentí la mano de la mujer en mi muñeca, me di cuenta que ella igual lo había sentido - ¿Qué fue eso?, dije mirando tras de nosotros y no viendo nada.

- ¿Puedes correr?, dijo ella con la voz cortada y sin color en el rostro, dejando claro que estaba aterrada.

- ¿Qué está pasando Zomarie?, dije sin saber que estaba pasando y como defenderme de ello.

-Venía a pedir ayuda a Mew, porque el padre de mi cachorro me está acosando, dijo acelerando el paso y guiándonos por una parte de la manada que no conocía –Creo que se infiltró aquí.

- ¿Es peligroso?, pregunté sin dejar de mirar a mi alrededor y no viendo a nadie cerca - ¿Lo sientes?

Cuando ella asintió un lobo enorme salió de entre los arbustos, con sus dientes al aire y sus ojos desorbitados, el gruñido que lanzó en nuestra dirección nos hizo saltar en nuestro sitio y tomarnos más fuerte de la mano, cuando volvió a gruñir, la mujer cayó a mi lado de rodillas, mientras bajaba la mirada y abrazaba su vientre en clara pose de sumisión, sintiendo el sudor en mi nuca, tragué duro e intenté que la omega se levantara –Ponte de pie Zomarie, dije apretando su brazo y zamarreándola para que reaccionara –Debemos salir de aquí.

Algo en mi voz debe haberla hecho reaccionar, porque como pudo se puso de pie y empezó a caminar a mi lado, mi naturaleza felina me impedía darle la espalda al lobo, que gruñía a escasos metros de nosotros, sabía que si corría hacía la mansión seríamos presas ideales para el lobo, ya que, no teníamos dónde refugiarnos, en el susurró más bajo que pude le hablé a la chica –Corramos hacía el bosque, podremos refugiarnos en las cabañas nuevas y pedir ayuda a los centinelas de la manada, dije caminando lentamente hacía mi izquierda, con cuidado cogí un puñado de maleza y la apreté entre los dedos, cuando el lobo se acercó a menos de un metro, le lancé la maleza a los ojos y no esperé a ver si había conseguido ganar unos minutos, ya que, necesitamos correr, sabía de sobra que los lobos amaban cazar a sus presas y eso éramos en este momento –Vamos Zomarie, debemos huir.

MiloWhere stories live. Discover now