Capítulo V

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Solté un lastimero gemido cuando me puse en posición fetal y presioné mi vientre un poco inflamado, mis anteriores celos consistían en un fuerte dolor abdominal y mucho calor, sin embargo, no lubricaba ni tenía erección, sin embargo, esta vez sentía todo eso y más, incomodo me giré y sentí como mi cachorrito se pegaba a mi espalda, pero su cuerpo solo aumentó el calor sofocándome.

Con cuidado salí del nido y caminé a abrir la ventana, necesitaba aire o me ahogaría entre mis feromonas que volvían pesado el ambiente, con rapidez me metí al baño y rápidamente comencé a masturbarme, necesitaba bajar la excitación de mi cuerpo, ya que, dolía profundamente tener mi miembro preso en mis pantalones de pijama, luego de acabar dos veces me metí a la ducha y el agua helada parecía evaporarse al tocar mi piel.

- ¿Dónde estás mami?, dijo la vocecita preocupada de mi panterita, desde nuestro nido - ¿Estás bien?

-Si cachorro, sólo vine por agua, dije colocándome un pantalón limpio y yendo a encontrarme con mi semi-dormido bebé, apenas me metí al nido, mi panterita se lanzó sobre mí y escondió su carita en mi pecho.

-Hueles exquisito mami, mas dulce que de costumbre, dijo ronroneando y soltando gemiditos de calma y arrullo, que mi pantera correspondió un poco mas fuerte, con gusto acosté a mi niño cuando se quedó nuevamente dormido, sabía que mi bebé se relajaba con las feromonas que mi felino soltaba y amaba que estuviera tan mimado a mi lado.

Pero la calma duró poco cuando sentí un aroma que hace años no sentía, mordiendo mi labio ahogué un gemido, cuando el aroma de Mew llegó a mi nariz, claramente el lobo del castaño estaba soltando feromonas para calmar mi celo, sin embargo, el no tenerlo a mi lado, dándole a mi cuerpo lo que necesitaba, sólo lo hacía más doloroso, con vergüenza volví a gemir y dándole la espalda a mi bebé, coloqué una almohada entre mis piernas, para refregarme suavemente, lo que claramente no era suficiente para apagar el fuego que me estaba quemando.

El llamado de apareamiento de un felino, hizo que mi pantera se volviera loca, el dolor en mi bajo vientre aumento y dejé de lubricar, haciendo que mi excitación bajara a cero y sólo quedara el dolor, de pronto entendí porque sufría tanto en mis celos, mi pantera rechazaba al llamado de todo macho que no fuera Mew, aumentando el malestar en mi cuerpo, asegurándose de que no aceptara la monta de ningún otro hombre.

El aullido acompañado de un gruñido fuerte y potente de Mew me hizo preocupar, claramente estaba cumpliendo con su promesa y asegurándose que cualquier otro macho se mantuviera alejado de nosotros, el sonido de cuerpos peleándose, de garras y golpes rompió el silencio de la noche y después de un par de maldiciones y garabatos volvió a instaurarse la calma, mi pantera volvió a gemir de placer cuando solo el aroma del castaño inundó el ambiente, de hecho, esta vez fue mucho más fuerte la ola de excitación, cuando sentí las feromonas de enojo y adrenalina que liberaba el lobo, esto era lo típico que aumentaba la libido en todo felino, que dos o mas personas lucharan por montarte era el éxtasis, mas cuando ganaba quien te gustaba, asegurándote una batalla fenomenal en la cama y dejando en claro que solo el mas fuerte tenía el derecho a aparearse contigo.

- ¿Gulf estás bien?, dijo Mew desde fuera de mi ventana, profundizando su aroma y haciendo que miembro se levantara necesitado.

-Meeeeew, dije en un gemido lastimero, odiaba como mi voz salía en tiempos de celo, era igual que toda gata necesitada, me hacía sentir vulnerable y pudoroso -Estoy bien, ¿podrías alejarte un poco?, tu aroma me abruma.

-Hay felinos cerca, así que no me puedo alejar bebé, dijo en un tono suave y ronco, muy sensual, malditamente sexual -Tus gemidos me vuelven loco Gulf.

MiloWhere stories live. Discover now