Capítulo XI

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Llevaba varios minutos tratando de controlar el sangrado de Tul, había logrado que dos de las tres heridas que tenía cerraran, pero la cabeza me estaba dando problemas, más cuando estaba tan nervioso por lo que estábamos viviendo, Mew había bajado y todavía no volvía y eso me tenía muy preocupado.

De pronto sentí la puerta del cuarto golpear la pared y me giré para mirar a Milo, que apretaba su pijama con nerviosismo, con cariño acaricié sus cabellos y le pedí que guardara silencio –Todo estará bien bebé, no tengas miedo, mami y papi te protegerán, dije en un susurro cerca de su oído –Piensa que esto es una aventura, así que debes hacer todo lo que te pida.

-Tengo miedo mami, dijo el con sus medias lunas llenas de lagrimitas –No me dejes solo.

-Nunca te dejaré solo, dije sintiendo como de afuera un grupo de personas nos buscaban –Sólo piensa que nos dividiremos para salir de aquí, sólo si es necesario.

-Cuchito, cuchito, cuchito, salgan de dónde estén pequeños y temerosos gatitos, dijo una voz fuera del cuarto dónde estábamos escondidos –Liveon trae lo necesario para botar esta puerta.

Sabiendo que no nos quedaba mucho tiempo, coloqué toda mi energía en que despertara Tul, cuando lo hizo corté parte de mi polera e hice un torniquete en su brazo quebrado, claramente el moreno estaba muy desorientado, así que le di unos segundos para que se ubicara –Nos están atacando, dijo tratando de colocarse de pie –Debo avisarle a Mew.

-Ya lo sabe Tul, estamos en el cuarto seguro de su dormitorio, dije sintiendo como desde afuera golpeaban la puerta –Nos quieren a Milo y a mí, así que debemos hacer algo, esa puerta no resistirá mucho.

-Este cuarto tiene una salida por el costado, pero caeremos directamente en medio de la manada, no sé cuántos están de nuestro lado, así que sería muy riesgoso salir, dijo sentándose y tomando aire para colocarse de pie, claramente se veía débil –Saldré y lucharé con Mew.

-No puedes hacerlo Tul, sólo alcancé a cerrar dos de tus heridas, tu cuerpo no resistirá más lucha, dije sabiendo lo que tenía que hacer –Llamé a mi manada pidiendo ayuda, creo que estarán aquí pronto, pero esa puerta no resistirá todo ese tiempo.

Me giré un poco, para ver como la puerta iba marcándose rápidamente por los golpes que estaban dando desde fuera –Sal con Milo e ingresa al bosque, debes llegar hasta dónde mis hombres, ellos los protegerán.

-No te dejaré aquí sólo, Mew me mataría, dijo entendiendo mi plan y negándose rápidamente –Podemos resistir.

-Sabes que no podemos, no sin poner en riesgo a Milo y eso nunca lo permitiré, dije cargando a mi pequeño y llevándolo al lugar por el que tendría que salir, con fuerza lo apreté contra mí y besé su frente –No tengas miedo, Tul necesitará que estés tranquilo y obediente, además que debes usar tu naricita para guiarlo hasta dónde nuestros centinelas estarán.

-No quiero mami, dijo apretándome con tanta fuerza que dolió, pero lo dejé hacerlo –Vámonos juntos.

-Mami debe ganar tiempo, para poder encontrarnos con nuestra gente, dije viendo como Tul abría suavemente la puerta y revisaba que todo estuviera despejado –Sabes que te amo, ¿verdad?, siempre lo he hecho y sin lugar a dudas lo haré incluso después de que muera, eres mi luz y mayor orgullo y siempre estaré a tu lado.

-Vas a volver por mí, dijo con sus ojos cristalinos por las lágrimas contenidas – ¿Promesa de panterita?

-Lo intentaré con todas mis fuerzas, dije cruzando su meñique con el mío –Promesa de panterita mamá a panterita bebé.

MiloWhere stories live. Discover now