Capítulo X

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Desperté cuando sentí unas manitos pequeñas acariciándome, con una sonrisa esperé a que llegaran a mi boca y mordí esos deditos con suavidad, haciendo que mi cachorrito se carcajeara y subiera sobre mí –Señor Mew, ya amaneció, dijo mi pequeño con rapidez –Debemos salir a cazar.

- ¿Dónde está mami?, dije abriendo los ojos y viendo la hermosura de mi pequeño, que tenía una sonrisa tan grande que iluminaba más que el sol.

-Dormido, dijo haciendo un pucherito y suspirando –Cuando lo desperté, abrió sus ojos y se volvió a tapar para seguir durmiendo, por eso vine a verlo para que usted lo saque de la cama.

- ¿No quieres dormir un poco más?, dije sabiendo que me diría que no, como había dicho Gulf ayer, el pequeño estaba ansioso y emocionado –Aún es temprano.

-No tengo sueño, hice lo que mami me dijo, me acosté temprano y dormí como una panterita buena, sin despertar en toda la noche, dijo haciendo que me derritiera por su ternura y lo perfecto que era, aun me costaba creer que era mío y de Gulf –Vamos, ¿sí?

-Vamos lobezno, dije levantándome con el pegado a mi cadera y yendo al cuarto dónde Gulf seguía dormido, con sus largas y tentadoras piernas por encima del cubre cama, mostrando su trasero que tenía un pequeño bóxer y con parte de su vientre al aire, ya que, se levantó su polera mientras descansaba.

-Ves, sigue dormido, dijo mi pequeño bajándose de mis brazos y corriendo a la cama para mover a Gulf, que abrazó al pequeño y lo pegó a su pecho arrullándolo para que siguiera durmiendo, era lo mismo que hacía conmigo cuando estábamos juntos y quería que no lo despertara –Mami abre tus ojitos, tenemos que salir a cazar.

-Durmamos un poco más Milo, las liebres no se irán lejos, dijo adormilado y sin abrir los ojos, tratando de seguir durmiendo, pero sin conseguirlo porque nuestro hijo era más tozudo que él y comenzó a darle besos y hacerle cosquillas - ¿Por qué eres tan madrugador panterita?

-Creo que eso es mi culpa, dije acostándome al lado de ellos y abrazándolos a ambos –Es mi lobezno, claramente tiene mis genes madrugadores.

-No pudo elegir otra cosa, tenía que sacar lo peor de ti, dijo riendo y abriendo los ojos para mirarnos, con suavidad se estiró como gatito al sol y le devolvió los besos al pequeño.

-Vamos a desayunar, tenemos un día entretenido por delante, dije tomando a Milo haciéndolo volar por los aires, disfrutando de sus sonrisas y grititos.

-Coman sin mí, me uniré cuando terminen, así puedo dormir un poquito más, dijo Gulf dándome la espalda y mostrándome su trasero.

-No gatito, dije palmeando su trasero y haciendo que se quejara –Estás muy delgado, debes comer, así que levántate y vamos a desayunar.

- ¿Me quieres engordar?, dijo el abriendo un solo ojo y mirándome con diversión.

-Señor Mew te quiere comer mami, como la bruja a Hansel y Gretel, por eso te está engordando, dijo mi pequeño haciendo que soltara una carcajada, si supiera cuantas ganas tenía de comerme a su mapi, no diría lo mismo.

-De dónde sacas esas cosas Milo, dijo el moreno colocándose unos pantalones cortos y caminando a mi lado, como siempre Makne tenía todo dispuesto, así que comimos riéndonos de Gulf, que cada cierto tiempo cerraba los ojos y dormitaba.

Salí de la mano de mi hijo y dejamos nuestra ropa en la entrada, no pude evitar mirar a mi moreno que lentamente se desprendía de la suya, mostrando su piel cremosa y canela, marcada con los besos que le di anoche, moviendo la cabeza transmuté, viendo como Milo y Gulf hacían lo mismo.

MiloUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum