Capítulo IX

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- ¿Cuándo volverás?, dijo mi amigo y líder ejercitando sus piernas, desde que había despertado de su largo sueño se estaba esforzando mucho para volver a liderar nuestra manada, por eso verlo casi recuperado era muy satisfactorio.

-El domingo, dije ayudándolo a mover sus piernas – ¿Estás seguro que no quieres que me quede?

- ¿Quieres quedarte?, dijo sonriendo y mirándome con profundidad –Si no quieres ir, no lo hagas, pero creo que debes dejar que Milo conozca sus raíces.

-Lo sé, es sólo que tengo un poco de temor, pero entiendo que mi panterita necesita conocer el lugar dónde vive su padre, dije suspirando y recordando lo emocionado que estaba con esa visita –Pero tendré el teléfono a mano, por si necesitas algo.

Cuando estaba saliendo de la mansión vi a Índigo, eso me hizo recordar lo que mi panterita me había dicho y sin dudarlo le di un golpe en la cara –No vuelvas a mencionar que dañarás a mi cachorro, no me quieres ver enojado, dije viendo cómo se sobaba y limpiaba la sangre en su labio.

-Hey pantera, dame un minuto, dijo tomando mi mano y deteniendo mi camino –Jamás le haría daño a tu cachorro, sólo lo dije para ver que hacía el lobo y debo decirte que es un idiota, pero uno muy valiente y te ama, si sirve de algo creo que es digno.

-No puedo creer que te hayas dejado golpear, sólo para saber si Mew me merecía o no, dije incrédulo y hasta cierto punto divertido - ¿Ya encontraste pareja?

-Mi celo está cerca y tengo varias opciones, creo que me daré un festín al que te puedes unir si lo deseas, dijo dándome un empujón con su hombro y bromeando como siempre, este hombre definitivamente era coqueto por naturaleza - ¿Te vas con el lobo?

-Iremos a su manada unos días, Milo quiere conocerla y yo se lo prometí, dije mirando a la entrada, dónde un Milo vestido igual que Mew me esperaban, con diversión vi que tenía hasta las mismas gafas que el castaño, haciéndome sonreír –Nos vemos Índigo.

-Pásalo bien pantera y piensa en lo que te dije, no cualquiera se atrevería a enfrentarse a un león por defender a alguien, dijo dándome una palmada en la espalda y mostrándole los colmillos a Mew cuando pasó por su lado.

- ¿Están listos?, dije llamando la atención del castaño y viendo como sonreía, cuando Mew abrió la puerta del auto galantemente, me subí y vi como el padre acomodaba a su cachorro en la silla de atrás, con una sonrisa nos encaminamos al mismo lugar del cual había sido expulsado como un pulgoso años atrás.

A medida que nos íbamos acercando a la manada de Mew, el estómago comenzó a dolerme y el aire entraba menos a mis pulmones, en ese momento la mano grande y cálida de Mew en mi muslo, me hizo concentrarme en ella y evitar el comienzo de lo que sería una fea crisis de pánico –Todo estará bien, no te preocupes, dijo soltando sus feromonas para que me calmara un poco –Recuerda que debes respirar.

-Que rico aroma, dijo la voz bajita y calmada de mi cachorro, cuando lo vi por el espejo retrovisor, me di cuenta que se estaba quedando dormido, las feromonas de Mew no sólo me habían calmado a mí, sino que habían sumido en un tranquilo y suave sueño a nuestro pequeño, que claramente se sentía protegido y mimado por su padre.

-Estoy bien, dije más tranquilo viendo como Mew traspasaba el umbral de rejas de su manada y sonreía, claramente estaba feliz de estar en casa después de tanto tiempo, cuando estacionamos el castaño bajó del auto y a base de suaves caricias despertó a nuestro dormilón, que al abrir los ojos miró todo asombrado y emocionado.

MiloWhere stories live. Discover now