Capítulo XIII

1.2K 213 24
                                    


Estaba sentado con una bandeja con comida en las piernas, todo estaba muy rico y sabroso, desde que había abierto los ojos, tenía a un grupo enorme de personas cuidándome y atentos al más mínimo requerimiento que tuviera, haciéndome sentir muy extraño e incómodo, de lo poco que me habían contado, en un ataque que había recibido la manada, me habían envenenado y eso me había hecho caer en una especie de coma, que me hizo perder parte de mis recuerdos.

Cuando estaba comiendo la última cucharada de mi postre, sentí unos pequeños ojitos que me observaban a través de la puerta, los mismos que me cuidaban desde las sombras todos los días, sin embargo, nunca se atrevía a entrar y cada vez que lo descubría, corría escalera abajo dejándome solo y con una sonrisa por sus ocurrencias de niño.

- ¿Algún día vas a entrar?, dije viendo como daba un pequeño saltito tras la puerta y se preparaba para huir –Ven aquí y conversa conmigo un rato.

Volví a sonreír cuando entró lentamente, con la cabeza gacha como un niño castigado, de pronto miré su mejilla lastimada y algo dentro de mí se revolvió - ¿Qué le pasó a tu rostro?, dije estirando mi mano para que se acercara, cuando lo hizo delineé su mejilla y el cerró los ojitos por el dolor - ¿Cómo te lastimaste cachorro?

-Me caí de una rama, creo que estoy un poco gordito para subirme a los árboles, dijo sonriendo y sentándose a mi lado.

- ¿Por qué te querías subir a un árbol?, dije acariciando sus cabellos y dejándole más espacio a mi lado - ¿No es muy peligroso?

-Quería mostrarle a mami que yo también puedo escalar árboles, pero creo que debo bajar de peso para eso, dijo apegándose mas a mí, sin decirle nada dejé que se pegara a mi costado –Las ramitas no soportan mi peso.

-Estás perfecto como eres, así que no debes bajar de peso, dije apretando sus mejillas con suavidad –De seguro tu mami te ama, aunque no puedas escalar árboles.

- ¿Lo crees?, dijo mirándome con la inocencia que todo niño poseía y que en este pequeño estaba presente a montones.

- ¿Cómo es tu mami?, dije viendo como sus ojos brillaban, en parte emoción y tristeza.

-Es la pantera más hermosa de la reserva, su pelaje es negro, brillante, suave y sus ojos dorados como el sol, dijo acostándose a mi lado y mirándome con emoción mientras seguía hablando –Sus manos son grandes, suaves y cálidas, además tiene magia en ellas.

- ¿Magia?, dije asombrado por lo bien que hablaba este cachorro de su madre, ¿serían todos los niños así?, o este era una excepción.

-Él puede curar las heridas con sus manos y cuando me duele algo me da besitos que lo sanan todo, dijo tomando confianza y acostando su cabeza en mi pecho, como si me conociera de toda la vida –El ronronea y su aroma me calma cuando tengo miedo.

- ¿Lo extrañas mucho?, dije pensando que no había visto a la madre del pequeño por ningún lado, tenía muchos deseos de preguntarle dónde estaba, pero si la había perdido no quería ocasionarle dolor.

Él bajó la mirada y mordió su labio –Un poco, dijo suavecito, casi en un susurro –Pero papi prometió que pronto lo recuperaríamos.

Era tan notorio que su pequeño corazón guardaba la esperanza de hacerlo, que le pedí a Buda que ayudara al pequeño, obviamente su madre debe haber sido una excelente persona, para que su cachorro la admirara y quisiera tanto –Seguro así será, dije acariciando sus cabellos y viendo como lentamente cerraba sus ojitos, durmiendo profundamente pegado a mi pecho, mientras lo observaba dormir, pensaba en lo difícil que era crecer sin padres, al menos el pequeño tenía a Mew para cuidar y protegerlo.

MiloWhere stories live. Discover now