Capítulo XVII

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- ¿Vas a querer leche o jugo cachorro?, dije mirando al pequeño que estaba poniendo la mesa para desayunar, desde que habíamos vuelto estaba muy relajado y con una enorme sonrisa, claramente había extrañado a Mew los días que habíamos ido a la reserva de Yin y estar de vuelta lo tenía pletórico.

-Ambas, dijo con su sonrisa picarona, que hacía saltar mi corazón y calentar mi alma - ¿Dónde está papi?

-Anda haciendo trabajos de construcción en la manada, dije contándole que su papi estaba en modo constructor, para hacer más cabañas en la manada –Después de comer podemos ir a verlo si quieres.

-Si quiero, dijo caminando con el servicio en la mano y tropezando con sus cordones desabrochados, rápidamente corrí a cogerlo para que no se fuera a enterrar el cuchillo en su cuerpecito, apenas mis manos tocaron su cuerpo un fuerte dolor cruzó mi cerebro, haciendo que cerrara los ojos y viera la imagen de un pequeño cachorrito, que aprendía a caminar alrededor de una mesa, el mismo movimiento que hice ahora, lo había hecho cuando el pequeño de pasitos frágiles perdió el equilibrio y casi se golpeó contra el mueble de madera.

- ¿Estás bien mami?, dijo tocando mis manos y sacándome de la imagen mental que estaba viviendo - ¿Llamo a tía Makne?

-Tranquilo amor, estoy bien, dije sonriéndole para que no se preocupara, sin embargo, cuando acaricié sus cabellos, otro momento me invadió, recuerdo de un pequeño cachorrito de unos dos años, sentado en el mueble del baño, mientras le cortaba sus suaves y negros cabellos, mientras le decía la hermosa panterita que era.

Con cuidado llevé mis dedos a la sien y apreté para que el dolor menguara, sin embargo, sólo se hizo más profundo, mientras más imágenes sin orden ni coherencia me asaltaban, en todas ellas estaba yo y ese pequeño cachorrito, sonriendo, llenándonos de caricias y palabras de amor.

La última imagen que me golpeó con fuerza, fue de mi cansado y dolorido después de parir y de un sonriente War que sostenía un pequeño que lloraba con fuerza –Lo hiciste bien Gulf, salió todo perfecto, dijo acercándome al pequeño llorón para que lo cargara - ¿Cómo lo llamarás?

Después de mirarlo y ver al niño más lindo de todos lloré, orgulloso de lo que había creado y cuidado en mi vientre –Milo, mi pequeño y hermoso Milo, dije besando su frente arrugadita y caliente –Mi pequeña panterita.

Cuando abrí los ojos me di cuenta que estaba empapado en lágrimas, de rodillas frente a un acongojado cachorro, que tenía sus ojos cristalinos, claramente asustado por verme así –No llores panterita, todo está bien, dije abriendo mis brazos para que se refugiara en ellos, escucharme llamarlo así fue el detonante para que sus ojitos de lágrimas contenidas estallaran en llanto, quejidos y pequeñas convulsiones –Mami está aquí amor, has sido muy valiente.

Sin decir más dejé que soltara toda la angustia, pesar y tristeza que había cargado estos meses en que mi estúpida mente había decidido olvidarlo, me sentía tan estúpido y mal padre por haber dañado a mi cachorro que jamás me lo perdonaría - ¿Qué está pasando?, dijo Mew entrando con sus cabellos revueltos, muestra clara de que había corrido para llegar hasta nosotros - ¿Qué sucede lobezno?

Cuando trató de quitarlo de mis brazos, el pequeño se pegó más a mí y se negó a abandonar el refugió que era mi pecho, sin decir nada sequé mis lágrimas y miré al castaño, que claramente estaba muy nervioso sin saber que pasaba, no sé cuánto tiempo pasamos así, pero mis rodillas dolían al igual que mi espalda baja, así que cuando mi pequeño estaba más tranquilo, lo alejé unos centímetros de mí y sequé sus lágrimas, viendo sus ojos rojos e hinchados - ¿Por qué no le decimos a papi que está pasando?, dije sonriéndole y besando sus mejillas - ¿Te sientes mejor?

MiloWhere stories live. Discover now