Capítulo VIII

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Gulf había llegado hace cuatro días y yo me había vuelto un asesino en potencia, cada vez que el león lo miraba y desnudaba con los ojos, yo quería saltarle encima y desgarrar su yugular, para ver cómo se desangraba lentamente, si bien me costaba, lo toleraba, pero no pude seguir haciéndolo, cuando vi como mi pequeño cachorro, lo miraba admirado y quería acercarse a jugar con él.

-Tu cara da miedo Mew, dijo Tul sentándose a mi lado y viendo como el gato callejero, perseguía a los niños por el jardín, haciendo que estos rieran y corretearan felices.

-Lo odio Tul, con todo mi corazón, dije mostrando los colmillos y apretando los puños –Odio que se coma a mi pareja con los ojos, pero ver que tiene colgando de su dedo a mi lobezno, toca todos los botones equivocados dentro de mi.

-Todos los gatos andan locos por el, creo que es la última coca cola del desierto, dijo con el mismo tono molesto que tenía yo, al menos tenía alguien con quien soltar mi odio –Él quiere a tu pareja Mew, cuando estábamos en su reserva dijeron que quería copular con él y que le diera un cachorro.

- ¿Qué dices?, dije abriendo mis ojos y mordiendo tan fuerte mi encía que sangró –Por sobre mi cadáver ese callejero pondrá un dedo sobre mí moreno.

En silencio me dediqué a ver como el callejero gruñía haciendo que los niños trataran de imitar su sonido y lo siguieran, incluso mi hijo era parte de ese grupo que trataba de gruñir, cuando el león cargó a mi lobezno, decidí que ya había mirado suficiente, así que, soltando un aullido, llamé la atención de mi pequeño, que me sonrió y corrió a mi lado, con cuidado lo cargué y coloqué sobre mis hombros.

- ¿Vamos a comer algo campeón?, dije haciéndolo girar provocando una serie de risas en mi cachorro - ¿Vamos a por mami y luego a la ciudad?

-Siii, dijo el tomando mis cabellos con suavidad, como si fueran las riendas de un caballo, con diversión fui dando pequeños saltitos para que Milo se divirtiera, cuando llegamos a la mansión principal, entramos y nos dimos cuenta que Gulf estaba en la cocina bebiendo un café, desde que Yin había despertado mi moreno pasaba mucho tiempo cuidándolo y tratando de que se recuperara al 100% -Mami vinimos por ti.

- ¿Enserio?, dijo Gulf dejando su café en la mesa y tomando al pequeño en brazos –Aquí me tienen, ¿Qué necesitan?

-Señor Mew nos quiere llevar a comer a la ciudad, dijo emocionado hablando sin parar, haciendo que Gulf se derritiera de amor - ¿Podemos ir?

- ¿A la ciudad?, dijo besando las mejillas de nuestro cachorro, que disfrutaba de los mimos del moreno –Vamos si quieres.

Mientras esperábamos a que Milo fuera al baño, me acerqué al moreno y acaricié su mano –Te ves cansado Bii, dije viendo como este miraba fijamente mis dedos, perdiéndose en el movimiento de mi piel sobre la suya.

-Lo estoy Mew, te juro que sólo quiero dormir una semana entera, dijo acercándose al calor de mi piel y afirmando el peso de su cuerpo en mi pecho –Muchas gracias por ver a Milo estos días.

-Es mi hijo y adoro pasar tiempo con él, dije acariciando su espalda y tratando de que se relajara en mis brazos –Aunque últimamente pasa mucho tiempo con el callejero ese.

- ¿Callejero? ¿de quién hablas?, dijo mirándome con curiosidad, de pronto abrió los ojos y sonrió - ¿Hablas de Índigo?

- ¿Con que así se llama?, dije haciéndome el tonto y encogiéndome de hombros –No me gusta que esté tan interesado en Milo.

MiloWhere stories live. Discover now