Capitulo 11

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Hollydence

Una semana después.

Si bien intento convencerme de que no es necesario estar en esa reunión pero al parecer para otros si lo es...

Ruego a dios porque solo sea una reunión sin más, común y corriente, solo con los gerentes y no con los jugadores.

Estoy sentada en la sala de reuniones estando a la cabecilla.

—Relajate cariño, es lo una reunión... Intenta calmarme la Tía Claire.

El problema es que ella no sabe, que El jugador estrella del equipo al cual le diseñaremos el uniforme es ni más ni menos que el padre de mi hijo.

MI hijo.

—Si, lo sé... Es solo que estoy algo nerviosa. Mañana Aiden comienza en la guardería y eso me tiene mal. 

Es la verdad... Okey quizá una verdad a medias ¿Ya?.

El interfono suena con la secretaria avisando que ya están aquí, les pido que pasen y a los pocos segundos entran por la puerta.

Vuelvo a respirar cuando veo que solo viene el calvito y John Arriech (El otro gerente).

—Señorita Van Lobreck, siempre es un placer verla —me estrecha la mano.

—Lo mismo digo —respondo al mismo tiempo que finjo una sonrisa.

—Empecemos —Demanda Claire a la vez que tomamos asiento.

—Bien... ¿Leyeron las bases del contrato? —asienten— ¿Tienen alguna duda?.

El bajito que es calvo carraspea— La verdad es que encontré estupendo las condiciones, las bases y todo eso. Pero ahora tenemos otra incorporación y como vera eso...

La tía Claire lo interrumpe y yo Solo los labios cuando se a lo que se refiere.

—Ya sabe... —el viejito sonrie— Incorporamos a Klaus Ulbrecht así que ahora serán 21 contando a los que tenemos de "repuesto".

La tía Claire se gira hacia mi como si fuera el mismísimo exorcista.

—¿K-klaus Ulbrecht? —Me da una feroz mirada.

John hace una mueca.

—¿Hay algún problema con eso?.

Me apresuro a aclarar la situación.

—¡No! Todo bien, es solo que es algo de lo que no estábamos enteradas. —evito mirar a la señora que está a mi lado.

Es como mi madre, sabe cuándo miento.

—Si nos disculpan, ¿Me darían un momento con la señorita Van-Lobreck? —pregunta y cuando afirman me indica que vaya a su despacho.

Salgo pidiendo disculpas y entro nerviosa.

—¡Cariño! ¿Qué haremos? ¡Se van a encontrar! ¡Es inevitable! —se pasea de izquierda a derecha— Tampoco podemos perder este negocio, ya invertimos y la ganancia nos viene de maravilla, ¡Van a verse las caras!.

—Tia...

—¡Te traeré una navaja! ¡Siiii, eso haré! No le diremos nada a Holden, porque si se entera, va a traer su escopeta y eso no nos vendría bien, no quiero tener que volver a visitarlo en prisión, tengo suficiente con las cinco veces que tuve que hacerlo —hace una pausa— Bueno... El también tuvo que verme un par de veces allí...

El juego del destino #2Where stories live. Discover now