Capitulo 20

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Jai de nuevo...

Preguntitas locas:

¿De qué país creen que soy?

¿Cuántos años creen que tengo?.

Disfruten su lectura Chiquibabys.

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Klaus

Salgo enojado luego de ese pequeño intercambio con Hollydence. Es estupido que apenas la vea, vuelvan las malditas sensaciones que anteriormente me hicieron actuar como un idiota dejando que ella jugara conmigo.

Odio no poder alejarme, odio que inconscientemente busque la manera de relacionarme con ella, odio que mis ojos la encuentren apenas huelo su aroma.

Como si fuera un perro en busca de afecto.

Me detengo cuando escucho una pequeña risa y me asomo viendo una pequeña cabellera castaña.

Observo que está solo y frunzo el ceño.

—Brum brum —Escucho cómo juega el pequeño.

A medida que me voy acercando noto de mejor manera al pequeño niño, está recostado en el suelo jugando con un camión de color amarillo con rayas negras.

Se coloca de pie sin dejar de jugar y siento que mis pulmones se estancan y mis latidos por alguna extraña razón se aceleran.

El pequeño no me llega ni a la cadera, con suerte a mitad de la pierna.

Se gira y me mira con cara de asombro.

Tiene ojos grandes y muy bonitos, me parecen familiares y su pequeña nariz se frunce cuando me mira hacia arriba. 

Es... Pareciera que es un angelito. Un pequeño angelito.

Siento paz cuando se me acerca y me estira su juguete, me inclino a su altura y por mi mente pasan las veces que le extendí mis juguetes a mi padre para que jugara conmigo.

Siempre obtuve una respuesta negativa y a los diez años fue cuando dejé de insistir.

—Hola —me dice el pequeño y sonrio estrechandole su manito.

No puedo evitar reír ante la diferencia de tamaños.

—¿Jugamos? —sonrie y es adorable.

—Por supuesto —le respondo y pega un brinquito.

Comenzamos a jugar y es impresionante lo mucho que el me recuerda a mi.

—Mi mami me dice que no debo juga con estaños —habla de repente— Pedo no edes un estaño ¿Cierto?.

Sonrio al escucharlo hablar porque es tan peculiar la manera en la que lo hace.

Frunzo el ceño ante la mención de su madre y de pronto me doy cuenta de que el estaba solito.

—¿Tu mami... Trabaja aquí?.

—Sip —responde alegre y con los ojitos llenos de brillo— Mi mami es la mejor... Me quiere musho y yo a ella.

Seguimos hablando un rato mientras le pregunto que le gustaría ser cuando grande y responde eufórico.

—¡Campeón de cadedas de autitos! —levantando los puñitos.

Me río y sacudo el cabello.

El me muestra una sonrisa dulce y me tenso por alguna extraña razón.

El juego del destino #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora