Epílogo

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Un año después

Hollydence

Aiden se revuelve en mi regazo y me río apretujandolo contra mí.

—¡Mami, es papi! —me dice apuntando a Klaus mientras corre por el gimnasio en busca de encestar el balón.

Me río y lo sigo con la mirada teniendo los nervios de punta cuando veo que se acerca a la canasta del equipo contrario.

Klaus tiene la pelota y de un momento a otro el jugador número quince del otro equipo se la quita.

—¡Maldición! —murmuro con el ceño fruncido.

Aiden se voltea y me da una mirada de reproche.

—Mami, no maldigas...

—Claro cariño.

La mujer de mi lado se ríe y me da una sonrisa. Margareth Thompson, más conocida como Maggie y es la esposa de Gabe, el Ala pivot del equipo.

—Crecen tan rápido —me dice y voltea a ver con la mirada a su hijo adolescente de quince años quien no quita su mirada del celular.

—Lo hacen —le digo— Aún no me creo que Aiden tenga cuatro añitos.

Capto el sonido de sorpresa y me volteo bruscamente observando a mi alemán encestar el balón.

—¡Si! —suelto a Aiden y me levanto rápidamente dando saltitos.

—¡Eso es papi! —mi hijo grita levantado su manito señalando a su padre.

—¡Ya siéntate bruta! —me gritan y me volteo viendo a un viejo mirarme con enfado.

—¿Por qué mejor no te callas anciano? —le grito de vuelta y mi hijo suelta un gritito de asombro.

—¡Oye mocosa si no te sientas te voy a sentar yo de un puñetazo! —me responde intentado levantarse de la silla.

—Intentalo viejito, aquí te espero —le respondo enseñándole mis puños.

Me mira como si estuviera loca y siento a Aiden tirar de mi pierna.

Rayos...

Maggie se ríe y veo a mi hijo con los bracitos cruzados mirándome como si fuera culpable.

—Mami... Papá ya te dijo que no peliaras con la gente de aquí. —niega con su cabecita.

Lo traigo a mi regazo y tomamos asiento.

—Ellos me buscan hijo, me buscan —le reparto besitos por sus cachetitos y se ríe.

Pasan los treinta minutos del partido y claramente es mi alemán quien se corona como ganador.

Gritamos eufóricos y todos nos abrazamos y damos saltitos.

—¿Vendrán a la fiesta del equipo? —me pregunta Maggie y niego con la cabeza.

—No mags, tenemos celebración en casa con la familia —le digo con una sonrisa.

—Oh que bien, espero verte en el siguiente juego entonces.

Asiento con la cabeza y bajamos las graderías, los jugadores están saliendo de la cancha y nuestro alemán favorito viene directo hacia nosotros, tomando la a ambos en brazos.

Nos reímos y nos apretuja con fuerza.

—¡Papi ganaste de nuevo! —Aiden se acurruca en su cuello.

Este es el noveno partido que Klaus gana consecutivamente.

—¡Lo hiciste! —le digo y me mira con amor dándome un beso.

El juego del destino #2Where stories live. Discover now