El juego del destino #2

Capitulo 13

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Hollydence

Desde un principio supe que esto sería difícil pero jamás creí que tanto... Si bien es algo que debo hacer y es necesario.

—Mami ya es hora —Dice mi pequeño soltando mi mano.

Respiro hondo y me enfoco en no llorar frente a el.

—Por supuesto cariño, recuerda lavarte las manitos... —comienzo y me interrumpe.

—Shi mami, las manitos, la carita y debo comer en mis hodadios —me dice y sonrió con ternura.

Ni siquiera me llega hasta las caderas, es tan pequeñito y bonito y...

Se aferra a mi pierna y le da un besito.

—Te amo mami. —me dice y me agachó a tomarlo entre mis brazos.

Le lleno la carita de besos y se ríe enrollando sus bracitos de fideo en mi cuello.

Llegamos a la puerta y ahora el me da besitos en la cara.

—Que te vaya bien mami.

Sonrio y le pellizco la nariz.

—A ti también cariño, te amo mucho —lo dejo en el suelo— Vendré pronto por ti.

Asiente y veo un atisbo de tristeza en sus ojitos hasta que desaparece cuando escucha los gritos de niños en el patio.

Se despide con la manito y entra junto a uno de los funcionarios de la guardería.

—No se preocupe, su bebé estará bien aquí. —me dice la señora y le brindo una sonrisa.

Mi pequeño Minion ya está creciendo.

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Llego a la empresa, subo al ascensor y me miro al espejo. Uso una polera blanca con estampado la cual la coloco dentro de la falta tubo de cuero negra que me llega arriba de la rodilla.

Salgo del ascensor y veo que en la recepción de mi oficina está Matthew esperando sentado.

Respiro profundamente y recuerdo que no respondí a sus llamadas estos últimos días.

Le he dicho mil veces como son las cosas pero no puedo evitar que se ilusione.

Me voy acercando cuando escucho el pitido del ascensor y por alguna razón me tenso.

Siento escalofríos y me volteo por inercia en dónde me quedo plasmada al ver al hombre que sale por las puertas.

Viste un pantalón negro y una camisa blanca que se le pega a los músculos. Ya no es un niño, tiene todo el aspecto de hombre.

Una cosa es verlo por televisión y otra es verlo en persona. Consigo despabilar cuando despega la vista de su celular y corro rápidamente hacia las escaleras.

Gracias a dios estoy usando zapatillas.

Continuo bajando por los escalones y mi mente no para de pensar en que mierda está haciendo aquí y por qué rayos se ve tan guapo.

No... No eso no.

¡No te distraigas Holly!.

Respiro con dificultad cuando llegó al último piso y saco mi celular rápidamente para enviarle un mensaje a la tía Claire.

Me responde que no tenía idea de que el iba a venir pero que no me preocupara porque iba a hacer que otra persona se encargara.

Me quedo en el estacionamiento y pienso en lo estúpida que me veo aquí, como si fuera una adolescente que huye de su "amor platónico".

Mi móvil vibra con notificaciones continuas y le siguen un par de llamadas.

Matt.

No tengo ánimos para responderle y me mentalizo en qué ya es hora de que enfrente lo del alemán.

No puedo esconderme toda la vida, no puedo esconder a mi hijo.

Y no me malinterpreten, no quiero que cuando lo vea lo quiera devuelta, porque las cosas no funcionan así.

Decido volver arriba y hacer mi trabajo, encerrarme en mi oficina a terminar los proyectos pendientes.

Vuelvo a tomar aire y está vez subo por el ascensor.

Unos segundos después se abren las puertas y me enderezo tragando grueso.

Unos ojos vienen directamente hacia mi y está vez no puedo evitar la confrontación.

—Te estuve buscando bonita —me dice y yo asiento mirando a mis alrededores.

—He estado ocupada —le digo mientras entrando a mi oficina.

Me sigue y tomo asiento en mi escritorio.

—Disculpa por lo de la otra vez, estoy estresado y se me pasó la cuenta bonita —me mira arrepentido con el brazo detrás de la nuca.

Asiento lentamente.

—Solo espero que sepas que...

—¡Lo se! ¡Lo entiendo! Se que lo nuestro no es oficial pero quizá... —deja la frase al aire.

—Ah... Quizá lo mejor es que conozcas a alguien —comienzo a decir pero me interrumpe.

—No necesito a alguien más, contigo me es suficiente y se que esto no es una relación como tal, pero me gustas y mucho.

Se acerca y deja un beso en mis labios que dura menos de tres segundos.

—No me saques de tu vida —acaricia mi mentón— Se que causó algo en ti bonita.

Sonríe y me alivio cuando se encamina a la puerta.

—Piensalo bonita. Podríamos salir alguno de estos días...

Sale y suspiro dejando caer mi cabeza sobre el escritorio.

Siento mi móvil vibrar y lo reviso rápidamente encontrando el mensaje que me devuelve el alma al cuerpo.

Tia Claire: Ya se fue.

Tecleo rápido preguntándole si sabe porque estaba aquí pero me responde que no, no dijo nada y se marchó.

Mejor... Supongo.

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