Capitulo 19

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Hasta el momento... ¿Cuál es la historia que más les ha gustado de mi autoría?

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Hollydence

Llego a la oficina a paso acelerado dejando el vaso de café que compre en la cafetería sobre la mesa.

Me aliso la falda roja de cuero que llega por sobre las rodillas y me sujeto en la silla quitándome con urgencia los tacones de color nude.

Definitivamente no es lo mío.

A parte de caminar como pato con ellos.

Me inclino y abro el cajón inferior del escritorio y saco mis zapatillas blancas, del mismo color que la polera que estoy usando.

Mi plan A era ver qué tal me iba con tacones.

No funcionó.

Mi plan B son las amadas zapatillas.

Me las coloco rápidamente y me bebo el café de un sorbo.

Mala idea.

El líquido sale a chorros manchando me la polera. ¡Demonios! Si no es una cosa, es la otra.

Suspiro y me quito la polera quedando en sujetador blanco.

Busco entre los gabinetes la ropa que siempre dejo de repuesto en caso de cualquier cosa.

Tengo algo mío y una muda para Aiden.

La puerta se abre de golpe y me sobresalto asustada agachandome dejando que solo se vea mi rostro.

Escucho un carraspeo y veo los ojos del alemán viéndome directamente.

—¿Qué quieres? —le respondo bruscamente tratando de mantener el equilibrio colgada del escritorio.

Sus cejas se alzan con sopresa y su semblante frío y distante me recibe.

—¿Así recibes a todos tus clientes o es solo conmigo? —Pregunta— ¿Es que tengo algún tipo de preferencia?

Noto el tono divertido de su voz y comienza a irritarme.

—No golpeaste, eso es de mala educación y no es una cualidad que tengas mis clientes —le respondo lentamente.

—Creo que lo olvidé... —frunce el ceño— ¿Qué haces allí?.

Respiro hondo desviando la mirada.

—Estoy... Relajándome.

Suelta una risa irónica.

—Relajandote... —Repite mirándome con los ojos entrecerrados— Levántate.

—No. —respondo firmemente.

No quita la mirada de mis ojos y comienzo a sentirme nerviosa. Sobre todo porque estoy a instantes de caerme.

El equilibrio nunca ha sido lo mío.

—Te pedí que te levantaras Argelich —Dice y el apodo me causa sensaciones que hace mucho tiempo no sentía.

Bloqueo todo y coloco un muro para evitar que vuelva a verme la cara de estúpida como ya lo hizo una vez.

—Yo. Dije. Que. No. —respondo irritada.

Se ríe y cruza los brazos recostandose en el umbral de mi puerta.

—Te estamos esperando...—Dice sonriendo— Todo el equipo espera a que tomes las medidas.

El juego del destino #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora