El juego del destino #2

Capitulo 28

Holiwis.

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Hollydence

Días después.

Es difícil, sobre todo cuando sabes que no lo entenderá, pero es lo que debemos hacer así que respiro hondo y...

—Soy tu papi —Klaus suelta luego de tomar una gran bocanada de aire.

Lo miro de inmediato por lo abrupto que ha sonado y me giro asustada a ver el rostro de mi hijo quien nos observa con sus ojitos bien abiertos.

—¿M-mi papi? —se soba los ojitos. 

Klaus asiente y mi pequeño se gira en mi busca como si estuviera esperando a que yo lo corrobore.

Mis ojos se llenan de lágrimas y se me aprieta el pecho cuando veo que los suyos tbien están inundados.

Asiento despacio y la sonrisa que se forma en sus labios lo es todo para mi.

El hombre a mi lado está rígido, tenso y asustado. Pero todas esas emociones desaparecen cuando nuestro pequeño se le arroja a los brazos.

—Tu eles mi papi —dice y desde esta distancia noto lo fuerte que ambos se abrazan como si no quisieran soltarse nunca más.

Las lagrimas caen y me odio por estar tan sensible pero es algo que me sucede a menudo desde que soy mamá.

—Eres mi hijo, pequeño campeón —le da un beso en la naricita.

—¡Viniste! Y Edes genial y-y —mi niño está sin palabras y yo también cuando se lanza sobre mi sin soltar a Klaus.

Los tres somos un enredo de extremidades pero no me importa cuando tengo todo lo que necesito para ser feliz.

—Te amo hijo, y lo siento por haber tardado —le dice el único hombre al que he amado de forma romántica durante toda mi vida.

—Estas aquí papi, eso es lo que impota —le dice y me derrito.

Apenas tiene dos años pero es... Un angelito... Mi angelito.

Klaus se limpia los ojos con la manga de su camisa.

Respiro con dificultad mientras Aiden le pide a su papi que le cuente un cuento, nos dirigimos a su habitación y saca su libro emocionado como nunca antes.

Me siento a su lado y su padre al otro, ambos lo rodeamos y puedo decir que nunca he visto a mi hijo tan feliz.

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Aiden despertó hace unas horas y está de lo más feliz jugando con las figuras de acción que Klaus tenía como colección.

Apago mi teléfono luego de explicarle a Zac mil veces que estaba mejor, y lo estoy... estos días me han servido para pensar y sé que no fue mi culpa, que hubiese sucedido de una u otra forma, al igual que intento hacerle entender a Klaus.

Suena el timbre y dejo mi carpeta que había traído para adelantar trabajo encima de la mesa.

Por lo sucedido con Matt, Klaus había insistido en que nos vinieramos una semana para que estuviéramos más seguros.

Abro la puerta y me derriban de un abrazo sorprendiendome cuando noto que es mi suegra.

¡Dios mío mi suegra está aquí!.

—¡Querida! ¡Estás hermosa! —Entra quitándose los lentes de sol y la ayudo a entrar las maletas.

Cierro la puerta con cuidado y me volteo a mirarla.