El juego del destino #2

Capitulo 21

¡Hola gente maravillosa! 

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Hollydence

Días después 

—¡Son una maravilla señorita Van-Lobreck! —me dice el señor Arriech apenas tomo asiento en su oficina.

—Lo son —le digo divertida— Ahora solo nos queda la prueba de vestuario.

Asiente contento recibando las cajas que contienen los uniformes.

Los inspecciona y su sonrisa no se mueve de su rostro.

—La calidad de la tela es exquisita —Dice rozando una— Estoy seguro de que a los jugadores les encantará.

Ajá, A todos excepto a uno.

De eso estoy segura.

—Bien... ¿Qué te parece si te quedas y probamos ahora mismo los uniformes con un partido de prueba? —habla tomando el teléfono.

No creo que sea una buena idea...

—¡Magnífico! —grita marcando un número— ¡Clarise reúneme a todos los jugadores en los vestidores... Uy eso rimó. En fin... Diles que se cancela la junta, que tendremos un partido de prueba!.

Cuelga el teléfono y me levanto lentamente.

—Verá... Tengo cosas que hacer y yo... —es una mentira, ya no me quedan pendientes.

Con Aiden en la guardería ya no debo preocuparme de traerlo para todos lados.

—Señorita... Quédese aunque sea un momento. No creo que sea un inconveniente ¿O si? —me da una mirada sería.

Esto es parte de mi trabajo... Así que que más da.

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Tomo asiento en las graderías y respiro hondo sientiendo el aire caer en mi rostro.

Jamás había visto un juego de básquetbol al aire libre. Al parecer según el entrenador a cargo, les ayuda a oxigenar el cerebro cada que van perdiendo.

John Arriech y yo somos las únicas personas sentadas aquí y el primero está comiendo regaliz como si fuera una manzana.

—¿Quiere? —me ofrece hablando con la boca llena.

Estoy por responder cuando mis ojos van directamente al jugador número diez quien como si sintiera mi mirada voltea y ambos nos quedamos observandonos por algunos segundos antes de que decida desviar la mirada.

No nos hemos visto desde aquel incidente en mi oficina. Lo que hicimos estuvo mal y ambos lo sabemos.

Respecto a Matt, no sé cuántas veces tendré que repetirle que no quiero una relación.

Sigue pensando que solo necesito tiempo para cambiar de desición y buscarlo pero es algo que yo no haré.

Vuelvo a la realidad cuando suena el silbato y comienzan a jugar.

No es porque yo lo haya diseñado, pero los uniformes son magníficos y quién diga lo contrario lo hace para llevar la contra.

Estar aquí sentada viendo este tipo de juegos me hace pensar en cuando era una adolescente de 17 años que animaba a su novio cuando no tenía idea de cómo se jugaba al básquetbol.