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• Scarlet sphere's? •

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VENUS POV:

Días después...

Ya mantuve al día a Caroline.
Además, Katherine se ha estado haciendo pasar por Elena pero descubrí que sé distinguirlas fácilmente, porque después de todo Elena es mi melliza.

Me dolía un poco la cabeza desde hace unos días, no sabía el porqué aún. Seguro era algo del estrés, tiene más lógica. Porque vamos, que aparezca una mujer la cual es idéntica a tu hermana, se haga pasar por ella, amenace la seguridad de tu familia y amigos, quiera matarte y algún propósito que de seguro está por venir, no es algo de todos los días.

Vee, ¿quieres pizza? — me preguntó Elena sentándose a un lado mío.

— Mmm, pero con... — me interrumpió.

— Con extra de pepperoni, lo sé — completó ella con una sonrisa. Soltamos una carcajada al ver como completó mi frase. Definitivamente no sé que haría si a mi hermana le pasara algo.

— Vale, ya la pediré — avisó mientras iba a la cocina a sacar unos platos y vasos, así que yo la seguí para sacar alguna bebida.

Escuché a Elena pedir la pizza y al colgar se dirigió a mi.

— ¿Sabes?, es la primera vez que tendremos una noche de hermanas desde, bueno, descubrir el mundo sobrenatural y todo eso — dijo Elena mirándome con una diminuta sonrisa — Te extrañaba, extrañaba a mi melliza la sobreprotectora — completó acercándose a mi para abrazarme.

— Yo también extrañaba a mi melliza, Lena — dije separándonos del abrazo con una sonrisa.

Seguimos charlando sobre temas triviales hasta que llegó la pizza.

— Yo voy — avisé al escuchar los toques en la puerta.

Agarré un poco de dinero para la propina y abrí la puerta.

— Hola, y aquí tienes — dije desde el umbral de la puerta al repartidor, no lo dejaría pasar ni loca, ya tuvimos experiencias anteriormente.
Intercambié la propina con la pizza y me despedí del repartidor.

— ¡Baja ya, Lena! — grité al darme cuenta que ella estaba arriba. Segundos después vino corriendo por las escaleras.

— No corras en las escaleras, te puedes caer — advertí.

— Si, mamá — respondió con burla, mientras la acompañaba con una risilla y volteando los ojos.

— ¡Rápido, mujer! ¿No ves que me muero de hambre?, rápido, rápido — apuré. En serio estaba muerta de hambre, podía sentir el exquisito sabor de la pizza que me hacía ojitos.

𝑉𝐸𝑁𝑈𝑆  𝐺𝐼𝐿𝐵𝐸𝑅𝑇 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora