11-Hora de saber mas.

4.2K 355 35
                                    

Amelia.

Después de muchas horas en urgencias, por fin pude sentarme a descansar. Por suerte no paso nada grave. Lo último que necesito es tener que detener otra pelea.

—¿Qué intentas? – pregunta Selena.

Dylan, Liz, Sel y yo decidimos acaparar una de las salas de descanso. Al principio yo tenía intenciones de dormir, pero ellos llegaron a arruinar mis planes.

—No sé qué tiene mi teléfono – responde Linzie, limpiando su cámara – a ver, Lia, sonríe – levanta el teléfono en mi dirección.

—Cobro por fotos. – respondo con falsa superioridad.

—Perdón, modelito...

—¿Cuántos ganas por foto? – interrumpe Sel.

—Depende.

—Duda existencial, si te tomo una foto mientras duermes y la vendo a la prensa ¿Cuánto me darán? – miro a Dylan de reojo.

—Hazlo y te demando – respondo en tono burlón, haciendo que él sonría y levante las manos en rendición.

Rato después, Madison se acerca a nosotros.

—Hola belleza – saludo.

—Hola preciosura – ella recuesta la cabeza en mi regazo. Al momento en que se acomoda mejor su monitor empieza a sonar haciendo que suelte un extraño chillido de frustración.

—A trabajar Morgan – se burla Linzie.

—Ya sé.

—¿no te gusta mucha la idea, no?

—No es eso, es que la hija de mi paciente de no deja de coquetear con Andrew y Jackson.

Al momento en que dice eso, un pinchazo de celos se asoma en mí.

—¿estás trabajando con ellos? – cuestiona Dylan antes de que yo tenga oportunidad de hacerlo.

Ella asiente en respuesta.

—Lo que iba muy bien hasta que esta señorita empezó a coquetearles, alagarlos, e insinuárse de manera descarada. Y sinceramente no es mi problema, pero me trata horrible, es grosera y altanera conmigo, pero con ellos un amor – la frustración es notable en su voz.

—Déjala, no es diferente al resto de personas del hospital – el comentario de Liz me pone incómoda.

—Ay, que haga lo que quiera con ellos, pero que no me trate mal, por ellos – dice levantándose para irse.

No me gusta el mal sabor de boca que me dejo esta conversación.

No tengo derecho a sentirme mal ni nada por el estilo, aunque eso no quita el cómo me siento.

Al salir de la habitación de uno de mis pacientes me apoyo en una pequeña recepción para poder escribir algunas observaciones en su expediente.

—Si saben algo más me avisan – escucho la voz de Andrew a mis espaldas. Lo miro de reojo con discreción. Él, claro que se percató de mi presencia, pero no dice nada.

Si él no se acerca no lo hará yo, volteo de nuevo a hacer lo que estaba haciendo anteriormente.

Él se para junto a mí, pero ni lo miro.

—Amelia...-empieza.

—Disculpe, doctor Andrew, ¿me recuerda?. Usted va a operar a mi padre, pero se lo llevaron de urgencias, ¿sabe de alguien que me pueda dar información? ¿O usted sabe algo? – escucho una voz femenina a mis espaldas y la curiosidad me mata, así que vuelvo a mirar de reojo.

HORA DE LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora