18-Hora de parar.

4.2K 330 57
                                    

2/3

Alex

La pelea en el hospital...

— Los expedientes que me pidió doctor Andrew. — dice uno de los enfermeros.

—Gracias— respondo.

—Eres un idiota— grita alguien a mi espalda, un chico, de camisa roja.

—¿yo? Tú eres el idiota, tú la embarazaste y abandonaste— grita otro chico, de camisa azul.

—Eso no es tu problema.

—¡Claro que sí!, es mi hermana pequeña.

—Ni tanto, tú la vez como una niña, pero— antes de terminar chico de camisa azul, golpea al otro en la nariz, haciendo que sangre.

Mi corazón se acelera...

El chico atacado devuelve el golpe, golpes, patadas, empujones, en algún punto aparecido otro chico para intentar separarlos.

Mi respiración se acelera...

El chico que estaba intentando separarlos cayó al piso.

Sudor frío corre por mi espalda.

El chico de camisa azul se abalanza sobre el chico de camisa roja.

—¿Cómo es posible?— grita golpeándolo en la cara.

Todo pasa muy rápido. Mi mundo se paraliza, todos a mi alrededor corren, pero yo soy incapaz de moverme.

Mi visión se nubla, la respiración me falla, siento el corazón en los oídos y un enorme dolor se hace presente en mi pecho.

No, no, no, no, aquí, no, por favor.

Miles de recuerdos de ese día vienen a mi mente.

—Eres una maldita decepción

—¿Cómo es posible?

—No sirves para nada.

Sus golpes, sus gritos, todo vuelve a mi mente de golpe.

Ese horrible lugar...

Esas horribles personas...

No puedo respirar.

Como puedo corro a una habitación vacía. Me siento en el piso con la respiración acelerada.

Esto no debería estar pasando.

Respira...

No puedo.

Él tiene razón, no sirves para nada, el hospital te verá como lo que eres un inútil.

Las enseñanzas del doctor James vienen a mi mente: Froto mi pierna derecha con mi mano izquierda, aprieto una pelota que siempre tengo.

Esto va a pasar, tú tienes el mando, tú lo controlas — sus palabras vienen a mi mente.

Inhalo una gran cantidad de aire, y exhalo suavemente.

Repito este procedimiento, junto a otros ejercicios de respiración.

—Estoy bien, yo puedo, yo soy más que capas— repito una y otra vez.

Poco a poco el dolor de mi pecho disminuye y mi corazón se calma.

Lo logré...

Lo hice bien...

Salgo de la habitación un poco aturdido pero feliz. Después de una situación como está mi cuerpo se siente muy extraño, pero con el tiempo me he acostumbrado a la sensación.

HORA DE LA MUERTEWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu