14- Hora de pensar la gran propuesta

4.4K 395 20
                                    

Amelia.

Salgo de la casa de Lexie, un poco aturdida.

Maldito Samuel y su lengua salada.

Mi mente reproduce todo lo que paso en la cena como si fuera una película, ¿Qué carajos acaba de pasar?

Bromear sobre esto es divertido, es decir, nunca te imaginas que algo así te pueda pasar.

Al llegar a casa me tiro en la cama. Mi cabeza no para de dar vueltas a todo lo que paso, pero dedo admitir nada de lo que pasa por mi mente, me desagrada.

Quizás me estoy precipitando, pero a la mierda.

Mientras reconsidero mi existencia, alguien toca la puerta de mi cuarto.

—¿estás dormida? – cuestiona Lis.

—Sí. – respondo en tono humorístico.

—Maravilloso — ella abre la puerta y corre a tirarse a la cama junto a mí - ¿Cómo estás?

—Ni te imaginas...

—Cuéntame todo. — sonrío ante su curiosidad.

—Pues...-y gusto ahí en la oscuridad de mi habitación, le confieso a Lis todo lo que ocurrió.

—¿puedo gritar? – dice finalmente.

—No tan fuerte – me rio. Ella toma una almohada y la pone sobre su cara.

—¿vas a aceptar?

—No sé.

—Pero dios mío, ¿una relación los cuatro? Suena interesante. — dice pensativa.

—Liz, eso sonó raro...

—Lo siento es que mi cerebro...

—¡Linzie!

—Perdón, me pongo rara en la madrugada. Además, aquí analizando jamás he hecho un trío.

—¿no?  – cuestiono extrañada.

—¿tú sí? – respondo exaltada.

—Tal vez...— ambas nos quedamos calladas por unos minutos. — ¿está mal Salir con compañeros de trabajo? – susurro segundos después.

—No creo, espero que no...

—¿Por qué lo dices? – pregunto, aunque ya tengo claras sospechas de la respuesta.

—Selena...

—Era muy obvio – respondo sin poder aguantar la risa.

—¿de verdad? – dice apenada.

—Sí, pero ella también lo es así que tranquila.

—Ay no...

No sé en qué momento me dormí, pero sabía que era hora de despertarme cuando los primeros rayos de sol se cuelan por mi ventana.

Supongo que es hora de irnos.

En una hora, hora y media Lis y yo estábamos listas para salir.

Al salir del estacionamiento del edificio me encuentro con un grupo de paparazzi, de un momento a otro, miles de luces me ciegan. Llegaron a mi puerta hace días, y como de costumbre no paran de seguirme ni de acosarme.

—Los odio. — susurra Lis.

—Yo igual.

Lo que todavía no me cierra es ¿Cómo consiguieron mi dirección?

Esquivo a los paparazzi con dificultad, son como serpientes escurridizas. De camino al hospital dejo a ledy con Samuel, es su turno de cuidarla. Al llegar al hospital me percato de que no hay simios con cámaras costosas. Algo que me tranquiliza, aunque sé que es cuestión de tiempo para que me encuentren.

HORA DE LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora