19 -Hora de trabajar.

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Maratón 3/3.

Amelia.

Me bajo de mi auto. Como de costumbre voy a la pequeña cafetería frente al hospital.

— Un jugo de naranja y muffin de arándanos — pido al chico de la caja.

— Serían siete dólares, ¿desea algo más?

¿Debería llevarles cafés a los chicos?

Pues a Blue le debo uno, y si le llevo uno a Blue claro que le llevaré uno a Lexie y Alex.

Pero no sé qué les gusta...

—Sí, un café con leche grande, dos cafés, y tres jugos, aparte de él que ya te pedí, por favor— quizás sea exagerado, pero es por prevención.

Tomo mi pedido como puedo, es demasiado.

Ya me estoy arrepintiendo.

Al llegar a la resección me detengo.

Supongo que Lexie y Blue está en sus oficinas, el que no se es Alex...

Hace rato dijo que estaba por llegar, supongo que lo esperaré aquí.

Unos segundos después llega.

—Hola Alex— lo saludo sonriendo.

—Hola Lia— sonríe— ¿Cómo estás?

—De maravilla, ¿y tú?

—Muy bien— responde.

—¿Quieres un café?— ofrezco.

—No, gracias. No tomo café-responde apenado.

Lo sabía, al parecer no fue tan mala idea.

—¿Un jugo? Compre varios cafés y también jugos de distintos tipos en caso de que no tomen café, o no les guste— explico. Él luce un poco sorprendido.

—Sí, claro, ¿tienes jugo de naranja? - asiento.

—Toma— me entrega un envase de plástico.

—Gracias— miro mi reloj.

—Mierda, voy tarde-digo en voz alta— me tengo que ir un placer verte— beso su mejilla y salgo corriendo sin esperar respuesta.

Toco la puerta de la oficina de Lexie.

—Pase— grita

—Hola— digo entrando.

—Preciosa - saluda alegremente— ¿Cómo estás?

—Bien ¿y tú?

—Muy bien.

—Te traje un café o un jugo, lo que prefieras.

—¿De verdad?— ¿Por qué todos lucen tan sorprendidos?

—Por supuesto, ¿café o jugo?

—Me muero por un café— le paso uno de los cafés— muchas gracias— Él luce un poco cansado.

—¿Mucho trabajo?

—Demasiado, tengo un montón de papeleo pendiente, llevo en esto toda la noche— él se levanta de su silla y camina hacia mí —¿y tú, como te trata tu internado?

—Bastante bien, veo cosas muy interesantes, pero la mayoría, es suturar y eso— él se acerca un poco más y me toma de la cintura. Pongo mis manos sobre sus hombros

—¿Cuándo salimos de nuevo?— pregunta

—A ver— Blue siempre puede, yo termino mi turno el martes, creo que Alex igual, y supongo que Lexie ese día todavía va a estar en turno— creo que el miércoles.

—Hablaré con los chicos - sonríe.

—Me tengo que ir— me quejo— fue un placer verte— beso su mejilla.

—Igualmente— sonríe dulcemente.

—Buenos días, señora Blake— saludo a la asistente de Blue.

—Buenos días.

—¿El doctor Cooper está disponible?

—Déjeme lo llamo-unos segundos después ella me deja pasar.

—Buenos días— saludo.

—Lia, hola.

—Te traje café.

—No era necesario.

—Claro que sí, te debía uno y era una buena excusa para venir— sonrío. Él voltea los ojos con diversión,

—¿Cuándo empieza tu turno?

—En como veinte minutos ¿Cómo estás?

—De maravilla ahora que te veo— mi corazón dio un vuelco— ¿y tú?

—Bien, ¿tienes planes para el miércoles?

—¿El miércoles? No creo que no, ¿Por qué?

—Para salir, estuve hablando con Lexie y eso, ¿entonces estás disponible? Si no lo podemos cambiar a un día que todos podamos.

—Sí, estoy disponible. Será un placer volver a salir con ustedes.

—Perfecto. Me tengo que ir, nos vemos más tarde.

Beso, su mejilla y salgo.

Les di los jugos que tenía a Linzie y Mady, Y el café se lo termino quedando Sel.

No se desperdició nada. Termino de resolver algunas cosas y voy con Marta.

Por desgracia parece que no será candidata para un trasplante, pero su hija hace lo que puede.

La misma no ha puesto un pie en el hospital desde hace mucho, pero supongo que está ocupada.

—Buenos días – saludo a mi paciente.

—Hola bonita, ¿Cómo estás? – ella está mucho peor que antes, su cuerpo no resistirá mucho. A pesar de todo, tiene una enorme sonrisa.

—Bien, ¿y usted? – me acerco para revisarla.

—Igual que ayer... ¿No ha venido nadie a verme?

—No, lo lamento mucho.

—No lo lamentes. Entiendo que estén ocupados. Además, esto bien como estoy.

—Es la primera paciente que me dice eso.

—Pues no todos disfrutan de estar en sus casas.

Durante los días que ha estado aquí la señora Marta he hablado mucho con ella, se nota que es una persona que ha pasado por mucho.

Salgo de la habitación y me dispongo a hacer mi trabajo.

—Pérez – me llama Camilo.

—¿si señor?

—Tenemos noticias de Marta – su cara no transmite nada bueno – no es candidata a un trasplante y sus exámenes no dan mucha esperanza.

—Pero...

—Sé que te agradaba, pero no hay mucho que podamos hacer.

—Su familia, su hija...-susurro con la voz entre cortada.

—Yo hablaré con ellos, tranquila.

Agacho la cabeza sin decir nada. Voy al baño, miro mi reflejo a través del espejo.

Sabía que ella no tendría mucho tiempo, pero pensé que aun así podría hacer algo, pensé que quizás podría haber alguna solución.

Pero sé que lo único que hemos hecho es retrasar su muerte.

Me lavo la cara y salgo dispuesta a buscar una solución.

Al salir de baño casi choco con una chica que va corriendo, con un carro rojo...

Corriendo en dirección a la habitación de la señora Marta...

Ay no...

Que no sea para ella, que no sea para ella...

HORA DE LA MUERTEWhere stories live. Discover now