AVISO: QUE TENGA POCAS O NINGUNA VISITA NO SIGNIFICA QUE LA HISTORIA SEA MALA, SINO QUE POCA GENTE LA HA DESCUBIERTO.
Anakin Skywalker, un joven jedi elegido por la fuerza, es entrenado para convertirse en maestro jedi.
Layra Shilter, una joven esc...
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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐒𝐈𝐗
¿𝙚𝙨 𝙨𝙤𝙗𝙧𝙚 𝙎𝙠𝙮𝙬𝙖𝙡𝙠𝙚𝙧?
Metí en la mochila las últimas cosas que me faltaban por preparar, y cargue la mochila en mi espalda. Mire mi casa una última vez: los cojines por el suelo debido a la discusión de ayer, y todo el salón a oscuras por no haber abierto las ventanas en todo el día. Suspiré mientras salia de la casa dando un portazo.
Llamé a Obi Wan desde el holograma de mi muñeca, y mi ex maestro me lo cogió rápidamente.
-¿Estas ya lista? - me preguntó mi amigo con una sonrisa. Yo asentí sin más, sin ganas de nada - ¿Estás bien?
-¿Que? Eh... Si, si, estoy perfectamente. Ya bajo - le dije, y corte el holograma antes de que pudiera decir nada más -
Obi Wan había insistido bastante en acompañarme cuando le dije que iría a recoger a Luke y Leia, pues no me quería dejar sola en esto y también le tenía mucho cariño a los que consideraba sus sobrinos.
Salí a la calle y en cuanto divisé a Obi Wan, me dirigí hacia el. Después de saludarle, ambos nos metimos en su nave y, mientras el se disponía a arrancar el motor, yo dejaba mis cosas en un asiento al lado mia.
-¿A donde vamos primero? - me preguntó Obi Wan, mirándome de reojo -
-A Alderaán - dije - Está a pocos años luz de aquí.
Mi amigo asintió y empezamos nuestro viaje hacia aquel planeta. Después de varias horas en las que estuvimos los dos en un silencio absoluto, cada uno pensando en sus cosas, sentí como la velocidad de la nave fue disminuyendo hasta pararse por completo.
-Ya hemos llegado -me avisó Obi Wan-
Baje corriendo en cuanto vi al general Organa y a su mujer esperándonos con una amplia sonrisa en la puerta de su palacio. Las vistas de aquel planeta eran preciosas, pero nada era más bonito que lo que estaba mirando yo. Mi niña estaba en brazos de Bail, mirándome con una sonrisa y extendiendo sus pequeños brazitos hacia mí.
En cuanto llegue allí, Bail me pasó a Leia en brazos, y al fin pude respirar bien de nuevo. Cuando sentí como Leia se reía y chillaba de alegría en mis brazos, yo reí a pesar de las lágrimas que estaban empezando a rodar por mis mejillas.
No había pasado tanto tiempo desde que no la había visto, pero Leia tenía los ojos de su padre, y eso me carcomía por dentro.
Abrace a la niña por un largo rato hasta que Obi Wan llegó andando tranquilamente a mi lado. Saludo a los Organa y luego me miro sonriente. Después de dejar un pequeño beso en la cabeza de mi hija, se la pasé a Obi Wan para poder agradecerle formalmente a Bail y a su mujer. En cuanto me giré hacia ellos, les abrace a ambos con fuerza, dejándoles algo sorprendidos pues se pensaban que íbamos a estrechar las manos y ya.
