Olor a neumático quemado, la histeria de la gente, motos rugiendo.......Todo por y para el Rey de las carreras de Clock Street, Emilio Osorio ó más conocido por Salvaje.
Una historia de dolor, pasión, amor, desamor mezclado con la ilegalidad, la ad...
A los 2 días de darle el alta Emilio había decidido dar el paso y quedar con Joaquín para dejarlo ir. Después de muchas horas de reflexión es lo único que podía hacer. Había intentado hacerse un esquema de lo que le quería decir, pero todo le parecían excusas, así que lo que pensó fué no decirle nada más que lo dejaba. No sabía que iba a pasar, no sabía cómo iba a reaccionar, pero lo conocía y se esperaba lo peor. Se encontraba en un bar cerca de su casa, ahí había quedado con Joaquín. Se sentía nervioso, se había fumado 3 cigarrillos en menos de media hora y ya iba por la segunda cerveza. En cuánto lo vió aparecer por la puerta su mundo se paralizó. Vió cómo corría hacía él sonriendo y él no pudo hacer otra cosa que abrazarlo y dejar que lo besara.
- Mírate, estás precioso - le susurró Joaquín
No quería mirarlo, no quería escuchar su voz. Sólo quería decir aquellas 2 palabras y marcharse para siempre, pero no podía. Sus manos seguían entrelazadas en su cintura mientras Joaquín lo besaba. "Suéltalo Emilio" le ordenaba su cabeza, pero parecía que la había desconectado. Miró su sonrisa, después sus ojos y entonces lo soltó. Trago saliva y lo invitó a sentarse. Su respiración estaba muy agitada
- Mamá quiere que te pases por casa - le dijo - Ha estado preocupada por tí y saber que estás bien le alegrará
- Bueno, me temo que eso será otro día... Tú... ¿Qué tal?
- Contento de verte sin tubos ni tumbado en esa camilla - le sonrió
- ¿Volverás a Ibiza?
- Por supuesto que no, todo lo que ha pasado ha sido por la distancia. No puedo dejarte ahora - le agarró la mano
- Bueno, no seas tan egocéntrico. Si tuve ese accidente fué porque se me desvío la moto - comenzó a comportarse cómo un gilipollas
- Eso no es lo que dijo Eduardo
- Eduardo puede decir lo que quiera, nunca dependería tanto de alguien cómo para casi matarme -"mentira"
- ¿Porqué estás tan borde?
- He pasado 1 semana en el hospital y estoy cansado y lo que menos quería ahora es estar aquí
De inmediato Joaquín quitó la mano de encima de la de Emilio y lo miró dolido. Éste sólo miraba hacía la cerveza y no sabía que le dolía más si sus palabras ó su rechazo.
- Podías haberme dicho que no, podríamos haber ido a casa y estar en la cama descansando
- ¡Que quería estar sólo! ¿¡No lo entiendes!? - esas palabras le dolieron en el corazón, a ambos
Los siguientes minutos pasaron en silencio. Emilio dándole vueltas a su vaso y Joaquín intentando calmarse y olvidar lo que acababa de pasar.
- Bueno ¿Cómo te encuentras? - fingió una sonrisa
- Cansado y aburrido
- ¿Aburrido? ¿De qué?
- De... - lo miró a los ojos pensando bien lo que iba a decir a continuación - Estoy aburrido de tí
- ¿A-aburrido de mí?
- Sí - se limpió la lágrima que estaba a punto de caerle por la mejilla - ¡Cansado de aguantar a un niñato que piensa que es el ombligo del mundo! - todo el bar se giró a mirarlo - No quiero que sigamos juntos no, te mentí. No quiero pasar el resto de mi vida junto a tí. Me agobia, me cansa el hecho de pensarlo -"es todo mentira mi amor, por favor perdóname"
Joaquín miró a su alrededor intentando evitar las lágrimas y a continuación se miró el dedo. Ahí dónde estaba el anillo que le unía al amor de su vida, pero él no quería estar más con él. Lentamente, se lo quitó y lo apoyó en la mesa acercándoselo.
- La próxima vez intenta dárselo a la persona con la que de verdad quieras estar para siempre, no a un pasatiempo que te aburra - Emilio lo agarró y se lo guardó - No sé en qué momento te has convertido en un mierda Emilio, pero sea lo que sea que está pasando, sé que éste no eres tú.
- Si lo soy, no soy el chico tierno que tú creíste conocer. Te lo advertí, te dije que te ibas a arrepentir, pero tú te quedaste. No intentes culparme de tu error - Joaquín asintió
No dijo nada más, no le quería decir adiós ni insultarlo, así que Joaquín cogió sus cosas y abandonó el local. Dentro Emilio rompió a llorar tirando el vaso de cerveza al suelo y apoyando su cabeza en la mesa. Fuera Joaquín estaba apoyado en la puerta del bar intentando asimilar todo lo recién ocurrido. Iba con la alegría de ver a su novio sano y lo único que quería él era romper con él. Se alejó del bar no sin antes mirar a través de la puerta al amor de su vida.
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Dentro, Emilio estaba debatiéndose entre quedarse ahí y aguantar ó salir a buscarlo y decirle que todo era mentira. No sabía qué hacer. Estaba dejando escapar al amor de su vida y no había cosa que le doliese más. Así que fué egoísta y salió, pero ya había desaparecido, demasiado tarde. De repente su bolsillo se puso a vibrar.
- ¿Qué mierdas has hecho Osorio? - era Nikolás
- ¿Dónde está Joaquín?
- Para que mierdas lo quieres saber, ¿para destrozarlo más?. Está viniendo a casa y no, por supuesto, que no vas a venir a verlo. Lo has rechazado, así que jódete
- Necesito verlo, tengo que decirle una cosa más
- Lo único que te falta decirle es que es un hijo de puta, ya le has roto el corazón lo suficiente. Déjalo
- No puedo, joder nada era verdad. Estaba nervioso y he bebido y...
- ¡¡Ah!! ¿Qué encima estás borracho? Ni de coña Emilio, no vas a verlo
- Nikolás joder, no estoy borracho. Tú no lo entiendes, pero Eduardo sí, por favor dejarme ir
- Eduardo no está aquí ahora y si lo estuviese te pegaría una paliza por ser tan mierda - escuchó unos llantos al otro lado
- Es Joaquín. Pásamelo por favor. Lo necesito
- Adiós Emilio - le colgó
- ¡No! ¡No! ¡Mierda!
A continuación saco su celular para llamar a Eduardo, pero éste decía que estaba ocupado. Intentó llamar a Joaquín, pero éste sólo le colgaba el teléfono. No podía esperar, necesitaba ir dónde estaba su amor, pero no lo dejaban.
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