Olor a neumático quemado, la histeria de la gente, motos rugiendo.......Todo por y para el Rey de las carreras de Clock Street, Emilio Osorio ó más conocido por Salvaje.
Una historia de dolor, pasión, amor, desamor mezclado con la ilegalidad, la ad...
Era lunes, 6:30 de la madrugada, 2 cuerpos desnudos enredados bajo las sábanas, leves ronquidos, desastre por todos los lados y de pronto la alarma suena.
Joaquín se despierta asustado ante el frenético sonido que sale de su celular, apaga la alarma y se restriega los ojos llenos de legañas. Se dispone a salir de la cama, pero un brazo hace presión sobre su cadera.
- Emilio, déjame salir. Tengo que prepararme amor - dice besándole la cabeza
Emilio emite un leve gemido girándose sobre sí mismo dejando libre a Joaquín. Éste sonríe al verlo desnudo cómo duerme plácidamente. El menor se viste con unos boxers y con una camiseta de su marido y se dispone a bajar las escaleras hasta la cocina para desayunar. Desde hace unos meses está trabajando en una residencia ayudando a todo tipo de personas; ancianos, discapacitados, gente con cáncer ó simplemente algunos huérfanos que necesitaban un hogar. Comenzó a trabajar ahí para sentir que hacía algo bueno por gente que estaba pasando un mal momento. En verdad Emilio le suplicó que no trabajase en algo que recordaría día a día su enfermedad, pero Joaquín le pidió que necesitaba hacerlo y finalmente el mayor cedió. Estaba ya listo así que se dirigió hacía su trabajo.
- Buenos días - saludó amablemente a sus compañeros
- Hola Joaco -saludo Andy, una de sus compañeras - ¿Cómo te vá?
- Bien, bueno. Los lunes son duros para todos verdad - comentó mientras se colocaba su uniforme
Después de aquel comentario todos se pusieron a trabajar. Unos ayudaban a los ancianos, otros que estaban especializados en fisioterapia ayudaban a los discapacitados y a Joaquín le encantaba estar con los niños huérfanos. Hacía unos pocos meses entró a vivir una niña pequeña que era la alegría de Joaquín cada mañana. Ella le animaba siempre que lo veía triste por Emilio y le decía que su príncipe iba a recuperarse, cosa que Joaquín nunca dudó.
Pasaron unas cuántas horas, ya era hora de comer y todos los residentes y ayudantes se encontraban en el comedor. Cuándo habían acabado los residentes se fueron a descansar mientras los ayudantes recogían los platos ó limpiaban un poco el salón. Después Joaquín se acercó a la recepción a ver si alguien había llamado y así devolver las llamadas, pero de pronto la puerta se abrió.
- Buenas tardes - saludó un chico
- Disculpe un momento por favor - pidió Joaquín sin mirarlo - Buenas tardes, le llamo de la residencia Chapter Living, hemos recibido una llamada suya hace unas horas. Soy Joaquín
- ¿Joaquín? - dijo el chico que estaba sobre el mostrador
El nombrado levantó la cabeza y se encontró a Emir algo sorprendido. Joaquín le hizo un gesto con la mano para que esperase mientras la persona al otro lado de la línea le hablaba. Al terminar Joaquín rodeó el mostrador para acercarse a él y abrazarlo.
- ¿Qué haces aquí?
- No sabía que trabajabas aquí
- Sí, bueno empecé hace unos meses cuándo Emilio estaba enfermo... Bueno, ¿qué haces aquí?
- Yo viví aquí. Éste es el orfanato del que os hablé a tí y a Niko lo que pasa es que después de unos años dejó de ser un orfanato y así acoger a cualquier persona que lo necesitaba
- Vaya... Que sorpresa. ¿Vienes a ver a alguien?
- Sí, hace varios meses que no vengo por el trabajo, pero hoy me he podido acercar un rato a saludar
- Pasa, adelante. Los residentes ya están descansando, pero no hay problema en que vayas a saludar
- Gracias Joaquín, nos vemos
Se despidieron con otro abrazo. Joaquín se quedó pensativo sin saber a quién podía venir a ver. Se acercó al salón dónde se encontró con Tory, la niña pequeña, subida en las rodillas de Emir. Se acercó cautelosamente escuchando la conversación que mantenían.
- ¿Cuándo viene Brian? Le echo mucho de menos
- Brian se fué a otro país hace muchos años Tory, pero algún día volverá. Te lo prometo - dijo besándole la cabeza
Después de aquello Emir y Joaquín se sentaron un rato a descansar y charlar de cualquier cosa.
- No he podido evitar escuchar tu conversación con Tory. ¿Quién es Brian? - se arrepintió al momento - Perdona, que estúpido soy. No debo entrometerme
- No te preocupes - dijo riendo - Brian fué el chico del que os hablé a tí y a Niko. Él fué cómo mi hermano mayor.
- ¿Él fué quién te regaló esa cadena? - preguntó señalándola
- Sí, es muy especial para mí
La sacó de debajo de su camiseta y la acarició. Era exactamente igual que la de Emilio. Mismo color, mismo tamaño, misma caligrafía... Todo era absolutamente igual.
- ¿Hace cuánto murió?
- Hace unos 4 años, fué el día más horrible de mi vida. Pero gracias a él comencé a trabajar en lo que más me gusta. Él tenía un taller de motos y me lo dejó en su testamento.
Sobre las 8 de la tarde, cuándo Joaquín acabó su turno, Emilio aguardaba en la entrada de la residencia esperando a su marido. Una vez éste entró en el vehículo, se saludaron con un beso para después poner rumbo a su casa. Unas horas después Emiloo se preparaba para ir a Clock. Esa noche iría sólo, ya que Joaquín se encontraba bastante cansado después de trabajar. Se estaba echando su colonia favorita cuándo Joaquín entró en el baño restregándose un ojo.
- ¿Ya te vas? - preguntó bostezando
- Sí, voy a recoger a mi hermano y vamos para Clock. ¿Quieres que le pida a Niko que venga?
- Cariño, Niko y Eduardo están en su luna de miel. - sonrió
- Mierda, cierto. Se me hace raro pensar que Eduardo está tan lejos de mí...
- Y luego dices que los sentimentales somos Niko y yo... - dijo rodando los ojos
- Métete en la cama y duérmete, yo cierro la puerta. No abras a nadie
- Sí, mi capitán
- No te burles - lo besó - Sabes que me aterra dejarte sólo.
- No vá a pasarme nada Emilio. Vé y diviértete. Ah, y no te olvides de ganar todas las carreras.
- Soy Salvaje, no sé lo que es perder
- Ten cuidado - se volvieron a besar
Una vez sólo en casa, Joaquín se acercó hasta una de las estanterías del salón dónde se encontraba una foto de Josh. En la esquina inferior derecha leyó "Josh Brian Favela 1993-2015". "Brian, Brian, Brian. Es el nombre que dijo Tory" No paraba de repetirse en su cabeza. El cuadro se le resbaló ligeramente de las manos, pero lo cogió a tiempo, antes de que tocase el suelo. Cuidadosamente, lo dejó dónde estaba y se acostó con eso rondando su cabeza.
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