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Pasaron unas semanas desde que Emilio comenzó a sospechar de que tenía un hermano pequeño. Habían vuelto a Clock y obviamente habían vuelto a encontrarse con él. Emilio intentaba mantenerse regio, duro y amenazante ante él, pero al fin y al cabo su corazón se rendía cuándo lo veía. Después de aquello no lo soportó más, debía ir a ver a su padre.

Asegurándose de que su madre no estuviese en casa aquella mañana, fué. Nada más entrar supo dónde debía dirigirse, a su despacho. Entró, abriendo la puerta sin preguntar, sorprendiendo a su padre. El rizado con mirada amenazante mientras movía los hombros cómo señal de respiración agitada se mantuvo delante de la gran mesa.

- Hijo mío, cuánto tiempo - sonrió, pero a Emilio no le hizo ni pizca de gracia

- No me vengas con gilipolleces, ni tú te alegras de verme ni yo a tí

- Te equivocas. Para mí es un gran placer que mi único heredero, maricón, haya arruinado nuestro apellido - dijo irónico y Emilio rió

- Ya ni sabes los hijos que tienes Juan - y el nombrado se puso serio

- ¿De qué hablas?

Emilio se precipitó a dónde él, levantándolo de la silla mientras lo agarraba del cuello de la camisa.

- No te hagas el tonto, hijo de puta. No tuviste suficiente con joderme la vida a mí. También se la tuviste que joder a tu bastardo

- Vaya, vaya - se soltó del agarre - Veo que has conocido a tu estúpido hermano

- No lo insultes

- Ni teniendo un hijo con otra mujer consigo que ninguno me queráis

- Llevar a tu hijo de 7 años y a tu hijo recién nacido a carreras ilegales no te vá a otorgar el premio al padre del año

- Pero, sin embargo - Juan soltó una carcajada - Los dos habéis vuelto a ese lugar, tú heredando mi puesto y el otro intentándolo. Ironías de la vida

- Engañaste a mamá - lo volvió a agarrar de la camisa - Juro que voy a matarte

- Osorio - sonrió - Si me matas, irías a la cárcel, dejando a tu maridito indefenso y ya sabes que tengo muchos amigos haciendo el trabajo sucio

- No te atrevas a nombrarlo

- Entonces, no te atrevas a matarme - volvió a soltarse

Emilio se separó de él con cara de desprecio. Debía alejarse, por el bien de Joaquín. No podía arriesgarse a que a él le hiciese algo. Salió de la casa nervioso y montándose en el auto se dirigió a Clock. Era el único sitio en el que podía correr con el auto sin que nadie le dijese nada. Además, se encontraba bastante alejado de la ciudad y a nadie podría hacerle daño. Mientras corría a gran velocidad su celular sonó, era Joaquín, pero no contestó. Necesitaba relajarse y mantenerse un rato distraído. El celular no dejó de sonar durante un buen rato. Estuvo poco más de 1 hora dando vueltas con el auto y cuándo regresó a Clock de entre las carreteras se encontró con un auto bastante familiar y un Joaquín en el exterior aparentemente enfadado. Apagó el auto y se acercó a él a paso apresurado.

- ¿Qué hacéis aquí? - dijo enfadado y vió a Eduardo salir de la puerta del piloto

- ¿Qué haces tú aquí? ¿Sabes cuántas veces te he llamado?

- Perdona, tengo el celular en silencio

- Tranquilo, ya veo que estás bien. Ya nos vamos para no molestar - dijo regresando a su asiento de copiloto

- Joaquín espera - dijo apoyándose en la ventanilla

- Eduardo por favor, llévame a casa - pidió

Clock Street // Adaptación Emiliaco // 1° y 2° Temporada Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon