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Emilio y Eduardo entraron rápidamente en la casa. El rizado sostenía en sus brazos a un ojimiel congelado cubierto por las chaquetas de los mayores. Ambos sentían el frío que hacía en la calle, pero les era más importante cubrir el cuerpo del menor.

- Bájame todas las mantas que veas - mandó Emilio y su amigo hizo lo que le pidió - Ya estamos en casa mi amor - el pequeño temblaba

- Perdóname, Emilio, por favor - seguía suplicando

- Ya te he perdonado mi vida, no sigas suplicando - dijo con ternura

Cuándo bajó Eduardo, cubrieron su cuerpo con 3 mantas grandes, el menor parecía no poder entrar en calor, pero con el paso de los minutos observaron cómo se tranquilizaba y dejaba de temblar. Una vez que los 3 estaban tranquilos y en calor, todo dejó de ser un caos. Emilio y Eduardo tenían las mejillas rojas por el frío y el pelo despeinado, ya que habían tenido que actuar muy rápido. Eduardo decidió dejarles su espacio y dirigirse a su casa a descansar, necesitaba descansar de lo que había pasado.

- ¿Estás mejor? - preguntó Emilio retirándole el pelo de la frente a Joaquín - ¿Porqué viniste a Clock?

- Mi madre - suspiró - Dijo cosas malas de tí y me enfadé, me dijo que si seguía contigo iba a morir, pero le he contado todo lo que ha pasado

- ¿Y qué te ha dicho?

- Que ellos conocen a un abogado muy bueno - Emilio agachó la cabeza - Pero está loca si piensa que me voy a divorciar

- Ella tiene razón Joaco

- ¿Qué? - dijo atónito

- Estar conmigo casi te mata, no puedo permitir que sigas en peligro

- Eres estúpido Emilio - dijo enfadado levantándose del sofá - Me he largado de casa de mi madre diciéndole que me estaba comiendo la cabeza, he ido corriendo hasta el sitio dónde sabía que te encontraría porque te necesitaba - Emilio se levantó también - Porque te quiero, porque estoy enamorado de tí y porque fuí un imbécil el otro día pensando que separarme de tí era lo que debía hacer. Así que dejen de decirme lo que debo hacer porque sé perfectamente cómo quiero que sea mi puta vida

Emilio se encontraba emocionado, tenía delante al hombre de su vida, a la única persona que no le había visto cómo un monstruo, la única persona que sabía cómo hacerle tocar las nubes y la tenía ahí, delante y enfadado. Y amaba verlo enfadado protegiendo lo que es suyo, así que simplemente se acercó a él. El menor estaba nervioso, veía que su marido avanzaba hacía él sin decir nada y cuándo estaban a escasos centímetros el rizado simplemente lo levantó del suelo y comenzó a besarlo.

- ¿Porqué eres tan cabezón? - preguntó Emilio

- ¿Porqué eres tú tan ciego para no ver que sin tí me muero?

- Quiero hacerte el amor

- Quiero que me hagas el amor

Aviso: contenido explícito 🔥

Esas palabras bastaron para que Emilio comenzase a subir las escaleras hasta el dormitorio. Una vez allí se sentó en la cama con el menor encima moviendo sus caderas. Emilio gruñó y Joaquín pudo jurar que había sonado cómo un auténtico lobo. De un momento a otro las piezas de ropa empezaron a ser retiradas de ambos cuerpos produciéndose el roce de sus pieles, sintiéndose más cerca que nunca.

Emilio empezó a besar el cuello de Joaquín mientras sentía cómo el pequeño gemía su nombre y se estremecía poco a poco.

- Emilio - susurró

Clock Street // Adaptación Emiliaco // 1° y 2° Temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora