Olor a neumático quemado, la histeria de la gente, motos rugiendo.......Todo por y para el Rey de las carreras de Clock Street, Emilio Osorio ó más conocido por Salvaje.
Una historia de dolor, pasión, amor, desamor mezclado con la ilegalidad, la ad...
Emilio se sentía cómo un tonto, sentía que las 2 personas más importantes en su vida acababan de tomarle el pelo, de insultarlo en su cara. Únicamente quería romper todo el mobiliario de la casa y echarse a llorar en una esquina. Llevaba 1 año con el maldito cáncer, luchando para no llorar todos los días sólo para que Joaquín no lo dejase, pero se sentía estafado. Estaba manteniendo algo que estaba claro que no existía, Joaquín ya estaba buscando sustituto para cuándo llegase el momento. Lo supo, en el fondo lo supo. Que en cualquier momento todo podía irse al garete y así fué.
Comenzó a gritar y a golpear cosas hasta que se encontró con una foto de ellos. Todo a su alrededor estaba hecho añicos. Los cojines del sofá por el suelo, una estantería en el suelo con todas las cosas que tenía puestas debajo de ella. La mesita de enfrente de la tele dada la vuelta. En esos instantes Emilio sólo quería ser Eduardo. Que Joaquín lo mirase cómo si nadie más existiese en la tierra, que se sintiera protegido en sus brazos. Esa pregunta no paraba de sonar en su cabeza "¿Porqué no puedo ser él?"
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Por otro lado, Joaquín se había marchado con Eduardo. Él había insistido en quedarse fuera de la casa hasta que pasase un tiempo, pero Eduardo no se lo permitió. Lo llevó a su casa y allí se encontraron con el rubio cruzado de brazos y una expresión triste en su rostro.
- Niko - susurró Eduardo y el rubio comenzó a llorar
- No sé que ha pasado entre vosotros, ni lo quiero saber, pero no arruinéis los últimos años de vida de Emilio - pasó al lado de Joaquín - Y tú, podrías haber esperado a que estuviese muerto para tirarte a otra persona - y abandonó la casa
- Joaquín ¿Porqué cojones Emilio y Nikolás piensan que nos hemos acostado? - Joaquín negó llorando
Al no recibir respuesta, el pelinegro salió detrás de Niko esperando que lo escuchase. Lo vió unos cuántos metros por delante y corrió para alcanzarlo.
- Niko espera - dijo agarrándolo de la mano - Tienes que creerme, no hemos hecho nada
- Si no hubiese visto el brillo que tiene en los ojos Joaquín te hubiese creído - dijo zafándose de su agarre
- No sé de qué brilló hablas, pero por favor déjame explicarte yo... - lo interrumpió Nikolás
- Mira, déjalo ¿Quieres? Estáis juntos, no pasa nada, no hay nada que explicar, pero te lo advierto Eduardo, dejadnos a Emilio y a mí en paz. Yo voy a cuidar de él hasta que llegue su momento, algo que no habéis sabido hacer vosotros. Sois dos egoístas que piensan con la polla en vez de con la cabeza, así que te lo advierto - amenazó con tono rotundo - No os volváis a acercar a nosotros, jamás - y se marchó
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