Olor a neumático quemado, la histeria de la gente, motos rugiendo.......Todo por y para el Rey de las carreras de Clock Street, Emilio Osorio ó más conocido por Salvaje.
Una historia de dolor, pasión, amor, desamor mezclado con la ilegalidad, la ad...
Sábado por la mañana. La pareja salió en el auto del mayor hacía el banco, Joaquín debía hacer unas gestiones y la oficina principal se encontraba bastante lejos de su domicilio. Joaquín ingresó en el banco dejando a Emilio esperando en el auto. En el interior tuvo que esperar media maldita hora, ya que los sábados el banco no abría por la tarde. Mientras esperaba sentía cómo un hombre lo miraba demasiado y eso le incomodaba bastante. Intentó dirigir la mirada hacía ese hombre, pero la quitaba en el mismo instante en el que veía cómo lo miraba. No sabía que hacer, si se marchaba perdería su puesto y Emilio no había traído el celular. Decidió aguantar, pero ese hombre no separaba la vista de él, así que decidió acercarse.
- Disculpe ¿quiere decirme algo? - le preguntó en voz baja
- Mi hijo tiene buen gusto para elegir a maricones
En cuánto lo escuchó, Joaquín se separó de él y lo miró con más detenimiento. ¿Cómo no lo había adivinado antes?. La respiración comenzó a irle más deprisa así que abandonó el lugar. En cuánto salió del banco, Emilio se preocupó y salió del auto a asegurarse de que estaba bien.
- ¡Eh! ¿Estás bien? - le sujetó la cara
- Sí. Sólo que hoy hay mucha gente y nos han comunicado que no van a poder atendernos a todos - mintió
- ¿Y porqué no sale nadie?
- No sé, igual piensan que les van a atender. ¿Podemos irnos a casa? - pidió ó más bien suplicó
- Claro, sube mi amor - dijo algo confundido
Se dispuso a montarse en el auto no sin antes haber echado una mirada hacía la puerta de las oficinas. Estaba claro que algo había sucedido en el local, algo que había importunado a Joaquín. Obviamente debía adivinarlo. Después de la hora de comer se juntaron con Eduardo y Nikolás. Los mayores fueron a hacer cosas de sus vehículos y los menores decidieron ir a un bar a tomar algo. En cuánto se encontraban juntos, Joaquín se relajó y se dispuso a contárselo al rubio.
- ¿Qué te ocurre Joaco? Estás cómo en otra parte
- Ésta mañana, en el banco, me he encontrado con el padre de Emilio
- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por-...?
- No sé, llegó poco después que yo, creo que nos ha seguido - interrumpió
- ¿Lo sabe Emilio?
- No he querido contárselo
- Debes decírselo, ese hombre es peligroso Joaco
- Ya, pero Emilio ya está lo suficientemente enfrentado con su padre y no quiero avivar la llama - confesó - Me moría por contárselo en cuánto lo tuve delante, pero tuve miedo
- ¿De qué?
- De su reacción. Un día llegó a casa enfadado con ganas de romper cosas simplemente porque lo vió. Así que imagínate lo que hará si le cuento que creo que nos sigue. - suspiró - De todas maneras, podemos cambiar de tema - pidió y Niko asintió
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