9

35.9K 3.7K 2.2K
                                    

Advertencia de contenido sensible. Se mencionan cosas relacionadas al abuso en las infancias. Si sabes de alguien que está pasando por esa situación, en Argentina podes comunicarte al teléfono 0800-222-3294 o al 911 para situaciones de riesgo inmediato.

----------------------------

No estoy segura de dormir o, al menos, despierto unas cuantas veces durante la noche.

No estoy asustada, ni en pánico y creo que eso es lo que me mantiene en vilo porque el terror es mi normalidad y esta sensación de calma alrededor de un hombre me resulta extraña.

Bruno apenas se mueve, pero no estoy acostumbrada a estar en la misma cama con otra persona y varias veces abro los ojos, sobresaltada por su cercanía. Luego, recuerdo que es él y me relajo. Incluso cuando me muevo, tratando de crear algo de espacio entre nosotros, aprieta sus brazos a mi alrededor y mi pecho se presiona más contra el suyo. Suspira, murmura algo y ajusta más su agarre. No me libera, pero no me importa, porque no me siento atrapada. A pesar de que llevamos así varias horas, su piel desprende nuevo calor cuando se mueve y una de sus piernas queda entre las mías.

Creo que logro dormir por otro rato. Su cuerpo y el mío son una maraña de extremidades enredadas para cuando vuelvo a abrir los ojos. Mis brazos están entre su torso y el mío y sus manos están entrelazadas en mi espalda.

Levanto un poco el mentón y veo el lunar en su barbilla y las tenues pecas que cubren su nariz. Lo noto porque ya está amaneciendo y algo de luz entra por la ventana que está tras de mí, lo que me permite notar esas cosas.

Así, relajado, parece inofensivo. Tiene pestañas oscuras y el ceño ligeramente fruncido cuando la luz exterior pega en su rostro y lo esconde en la almohada, haciendo que sonría, antes de cerrar la ojos e intentar dormir un poco más.

Si apenas amanece deben ser las cinco y tantas de la madrugada así que podría dormir otra hora.

Dormito. No duermo, pero mi cerebro se siente apagado y frunzo el ceño cuando escucho un ruido molesto. Parece un timbre pero quiero ignorarlo, así que me acurruco más contra Bruno.

Él parece despertar y yo finjo estar aun dormida, porque no sé cómo enfrentar la mañana, aunque sé que no puedo hacer la tontería de irme corriendo y creo que se me derriten las entrañas cuando me da un beso en la punta de la nariz, antes de desenredarse de mi cuerpo y salir de la cama sin hacer mucho ruido. Entreabro los ojos, solo un poquito y lo observo ir hacia la puerta de la habitación, saliendo solo en ropa interior, poco antes de escuchar una voz femenina.

—¡Dime que ella está bien o yo misma seré quien firme tu certificado de defunción! —estoy todavía un poco aturdida por el sueño y las palabras no me causan mucho efecto —. Bruno, hablo en serio. Como yo no vea a Alexis en dos segundos, te inyectaré aire y te mataré, ¡Lo haré! ¡Tengo acceso a una morgue!

No escucho la respuesta de Bruno, pero yo ya estoy bajando a trompicones por la escalera, habiendo manoteado solo una prenda para cubrirme.

—¿Zai? —mis pies resbalan en el suelo cuando me detengo en la esquina del pasillo y la veo. Tiene un dedo apuntando a Bruno, la expresión cansada que la persigue tras las guardias y el gesto determinado en sus ojos me asusta —. Zai, ¿qué haces aquí?

Cuando me escucha, me mira y su expresión se ablanda mientras da pasos largos hacia mí, dejando atrás a Bruno.

—¿Estás bien? ¡Se suponía que ibas a llamarme cuando llegaras, Alexis! —me chilla —. Me asusté, maldita sea. ¡Fui a tu casa y no estabas allí, no respondías el teléfono y...!

—Estoy bien —pongo mis manos en sus hombros —. Zai, mira, estoy bien.

—Estás bien —repite y camina hacia el sofá, sentándose allí y clavando los codos en sus muslos —. Me preocupé, yo... No me llamaste y, quiero decir, esperé algunas horas, lo normal en una cita y luego pasó toda la noche y no estabas en tu casa y yo...

Fuego | SEKS #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora