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Denle mucho amor a este capítulo <3

Alexis

Estoy flotando y aunque intento poner los pies en la tierra, me resulta difícil. Estoy en la sala de reuniones con los representantes de la empresa que quiere contratar nuestros servicios y, aunque les estoy brindando una propuesta, me cuesta centrarme.

Mis pensamientos van una y otra vez a lo que sucedió en la mañana.

—Esperamos que la propuesta sea de su agrado y lo consideren como opción —concluyo.

Se miran entre ellos antes de que el director hable.

—Vamos a hacer una evaluación en profundidad de esto y les daremos una respuesta.

—Por supuesto —Lans les sonríe y se pone de pie.

Estrechan mi mano y salen, mientras Lans les dice que Amber los acompañará a la salida. Regresa poco después y me observa.

—¿Ha ido bien?

—Si, ha ido muy bien —me sonríe. Mira el reloj en su muñeca mientras desconecto el proyector con las diapositivas donde detallaba la propuesta y me observa —. Es casi mediodía.

—Sí —miro la pantalla de mi teléfono, con la imagen sonriente de Katia —. Debería regresar a mi escritorio —tomo la libreta donde apunté los posibles cambios a la idea inicial y la sostengo en la misma mano que mi teléfono.

—Pensé que podríamos almorzar —me dice.

Por un par de segundos, lo dudo. Es mi reacción inicial a cualquier cosa que me saque de mi zona de confort y lo estoy trabajando con Albert.

—Está bien —digo finalmente.

—¿En serio? —parece un poco sorprendido de que acepte —. Podemos ir al lugar que mencioné la vez pasada.

—Sí, está bien —sonrío levemente. Acercándome a Kai, le hago un gesto para que se levante. Es un ángel por quedarse toda esta hora echada a varios pies de la mesa, sin molestar a nadie en la sala de reunión. Parece saber cuándo ser juguetona y cuándo comportarse, porque ahora que mi jefe y yo estamos solos, mueve la cola y se acerca a él —. Llevaré a Kai a despejarse un poco y luego podemos irnos, ¿está bien?

—Por supuesto.

No tardo mucho en estar en el jardín de la planta baja, donde Kai huele todo y se distrae un rato. También espero a que haga sus necesidades y le doy agua antes de encontrarme con mi jefe. Sigue siendo más fácil y cómodo llamarlo así, aunque tengo muy presente lo que somos. A veces el pensamiento me deja congelada por varios segundos, hasta que Kai presiona su nariz en mi pierna o alguien me habla.

—Eres muy preciosa —sonrío, poniéndome en cuclillas frente a ella —. Veremos a Katia hoy —le digo —, ¿verdad que sí? ¿Tú también la extrañas?

Empuja mi mejilla antes de que el carraspeo tras de mí me haga incorporar. Mi jefe está allí y observa la situación con una sonrisa. Como siempre, lleva un traje.

—Si están listas, podemos irnos —dice.

Intento no pensar en lo mucho que me gusta la forma en la que incluye a Kaile, como si supiera lo importante que es ella para mí.

—Sí, lo estamos.

El restaurante está a dos calles, así que caminamos. Se pone del lado de la calle y Kai va entre nosotros. Sus orejas rebotan levemente mientras camina, manteniendo nuestro ritmo.

—Lo hiciste bien en la reunión, la propuesta que les brindaste fue muy acertada.

—Gracias —nos detenemos en la esquina y esperamos a que el semaforo cambie para cruzar.

Fuego | SEKS #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora