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Bruno

Tengo ganas de vomitar. Es como si constantemente alguien estuviera pateando mi hígado. Desde que escuche el sollozo de Alexis en la madrugada, diciendo que su padre abusó de ella, me siento así.

No quiero meterla en una caja de cristal, porque eso sería considerarla débil y no lo es, pero quiero buscar todo lo que pueda sobre ese tipo y darle una paliza. Que se le joda la cabeza del mismo modo que se la jodió a Alexis.

No hablamos mucho entre nosotros en el cumpleaños, pero no pude dejar de observarla, interactuando con los demás. La forma en la que ella tampoco dejaba de mirar a Katia, pendiente a ella como si fuera su mundo entero y lo aliviada qué lució cuando todo salió bien... y lo mal que lucía mientras todos estaban felizmente cantando la canción para su hija y cómo intentó ocultarlo, también por la niña.

Ahora entiendo muchas más cosas que antes no tenían una justificación. Comprendo por qué actuó como actuó cuando intenté llevar a Katia a su coche o por qué no quiere dejarla cerca de mí u otros hombres. Incluso entiendo por qué Zaira apareció en mi casa aquella mañana, amenazando con matarme si algo le había pasado a Alexis... porque ya había pasado.

Ciertamente, no había sido Mat. Así no hubiera estado en el cumpleaños sabiendo lo que el hijo de puta le hizo, la forma en la que ella se mueve alrededor de Mat y sus padres, dista mucho de cómo lo haría cerca de un abusador.

—¿A dónde estamos yendo? —la voz de Alexis me saca de todos mis pensamientos y la observo.

De nuevo, la estoy mirando y veo esa expresión ligeramente nerviosa que se apaciguó desde que comenzamos con esto.

Hueles a humo, como él.

Recuerdo que ella mencionó algo sobre el olor a humo la primera vez que hablamos en el club, hace dos años. Quizás esa mezcla fue lo que la llevó a tener un ataque de pánico.

—Estamos caminando —señalo.

—Eso lo veo, pero, ¿por qué? —cuestiona, con el ceño ligeramente fruncido. Tiene ojeras que se notan más con las luces de Seks y una expresión cansada, con restos del terror de anoche.

No sé porqué coño creí que presionarla hoy sería una buena idea y, como si estuviera aquí, la vocecita molesta de su mejor amiga chilla te lo dije en mi cabeza.

—Ya terminé con lo que Demian me pidió —carraspeo —. Deberíamos irnos a casa, de seguro estás cansada —señalo.

—Creí...

—¿Qué creíste?

—Nada —murmura. Ni siquiera parece tener la energía necesaria para discutir conmigo, así que me convenzo de que es mejor detener las cosas aquí. Hacer una escena o remover algo más no va a ser una buena idea y va a joder muchísimo las cosas.

—Estoy pensando en que el otro día me acusaste vilmente de ser un charlatán durante las películas y creo que puedo demostrarte lo contrario.

Resopla. El descaro que sé que naturalmente tiene aflora cuando cruza los brazos y niega.

—En realidad no me gustan los cines —murmura —. Prefiero ver una película en mi casa.

No pregunto nada, pero sé que hay un trasfondo.

—¿Y los parques de atracciones? Dijiste que esos sí te gustaban.

—Son las diez de la noche —me responde.

—¿Eso es un no? Porque los parques están abiertos hasta las tres de la mañana los fines de semana —le digo.

Sonríe.

Fuego | SEKS #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora