Atributos con Photoshop

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En tan solo cuatro días la historia ha alcanzado sus primeras mil lecturas. Gracias por esto ✨

El lunes por la mañana, Débora y su dúo de amigas se encontraban desayunando en los pupitres del fondo mientras reían, recopilando los sucesos de la Sexy Candy.

—Yo por un momento juré que le iba a cantar «La sensación del bloque» —había dicho Bárbara.

—Era menos romántica —argumentó Natalia, sintiendo a la pantalla de su celular mientras tacleaba rápidamente.

—Andas risa y risa con ese teléfono, ¿Quién es la nueva víctima?

—Uno de La Vaquera, tiene un Corolla y trabaja en un bodegón de Lechería que...

—En conclusión, un toyogafo —opinó Bárbara—. ¿Le estás montando cacho a Brayan? No es por nada, pero yo lo veo a él muy empepao' contigo.

Natalia subió la vista del celular un momento, dibutativa.

—No cuenta como cacho si solo hemos texteado. Y... —fingió una tos—. También intercambiamos nudes.

—Eres una zorra, Palmer.

Cuando Natalia estuvo a punto de responderle «Otaku culo sucio», se vió interrumpida por una nueva presencia.

—¡Ya llegó por quien lloraban! —exclamó Gabriel, acabando de atravesar la entrada con una sonrisa radiante.

—Quejeso, violinuo' —se la cortó Bárbara, pero él no disminuyó su sonrisa.

—Por lo menos no soy maracucha.

—¡Ya te he dicho que no soy maracucha, soy mitad gocha!

—Vasié carajo.

—¿De qué coño habláis? —los interrumpió Débora, masticando su arepa con mortadela criminal criminalística malandrística del combo criminal que le había hecho su hermanastro a las cinco de la mañana.

—Cosas de nacionalidades, fresita —dijo Christian con fastidio. Era el único del grupo que no pasaba a Débora ni con ocho litros de agua, y el sentimiento era mutuo. Era antipático y reservado, casi ni se sentía, pero le daba arrechera que la recién llegada acaparase la atención la mayoría del tiempo.

—Déjala, Christian —le reclamó Gabriel, pasando por su lado para sentarse junto a Natalia.

—Pa' ve, ¿Con quién le montas cacho al Yonkleiver? —le arrebató el teléfono y se llevó una mano al pecho con dramatismo cuando Natalia empezó a pelear para quitárselo—. Miarma, ese culo tiene que ser puro Photoshop. ¡Aaaah!

Soltó el teléfono cuando Natalia le mordió una oreja.

—Estúpido.

—Puta —siseó y se inclinó hacia atrás para verle la espalda—. Ah, creo que ya entendí. Dejaste las nalgas en los otros pantalones. Naweboná, Natalia Mayurileixi.

—Te voy a decir qué editor es ese pa' ve si te agrandas el pipí y pezcas algo en feibu. Mamagüevo enclosetao'

—Sí. No te metas con mi amiga, marico triste —Apoyó Débora, y a Bárbara se le escapó una carcajada mientras le palmeaba la espalda, orgullosa.

—¡ESO MANAAAAAAA! Mis clases gratis de castellano balurdo están dando frutos después de un mes.

—Ah bueno pues, me van a funar a mí, el más webón —se quejó Gabriel—. Funen a la perroncha de Natalia, que se le anda botando a un sifrino mierdero.

—Verdad mami, ¿Cómo vas a cambiar así al del Cónsul por el del vaper? Respeta el flow —agregó Christian.

—Sí, yo... —Débora trató de buscar eufemismos—. Brayan me cae mal, pero creo que no merece que te portes así.

Bajo la misma arepaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt