Capítulo 12

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—¿Y?

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—¿Y?

Lo miró por el rabillo del ojo, pero sin perder de vista lo que tenía enfrente. Hacía mucho que no iba a un partido de nada porque en realidad la actividad física no era lo suyo, sin embargo ahí estaban los dos. Viendo un partido de básquetbol de un grupo de aficionados.

—¿Qué quieres saber?

Ángel revoloteó la mirada. Echó la cabeza hacía atrás y empezó a reír casi descojonandose de la forma tan particular en la que Diego reaccionaba.

—Vamos, termina de decirme. Mira que no me puedes ocultar muchas cosas y no necesito la habilidad de Jenny para saber algo.

Diego torció el gesto. Sabía que no le hacía falta la habilidad de nadie en realidad para saber lo que quería saber.

—¿Lo hiciste?

Diego bufó y asintió con la cabeza.

—Sí, pero no pude averiguar mucho —dijo.

—¿No? ¿Te bloqueó?

—Eso creo, también creo que no tiene idea de lo que es. No lo sé, Lily parece una buena chica.

—Ah, claro —gimoteó Ángel.

Diego lo vio perspicaz. Ángel tenía esa mirada pícara que decía mucho, más de lo que Diego temía.

—¿Qué?

—Te gusta —lanzó sin aviso

—¿Qué? —volvió a preguntar incómodo.

—Sí, te gusta. Lo veo. Entiendo por qué Nat está enojada. O sea, Lily es una chica simpática, no una belleza pero es simpática y tu caíste. —recalcó.

Diego se mordió la lengua antes de decir lo que pasaba por su mente. Estaba de acuerdo en muchas cosas con él, menos en que le gustara. Quizás fuera solo atracción o solo la forma en cómo las inhibidoras te atraen cual avispa a la luz.

—No, no lo sé. ¿Sí?

—Hey, yo no tengo problemas. A mi me atrae si te soy sincero —lanzó Ángel. Se acomodó en las gradas una vez más.

Sabía que Diego lo veía descompuesto, no le importaba en tal sentido.

—Ángel, no juegues con eso —reclamó Diego.

El recién mencionado se rio.

—Sabes que tampoco tengo mucho problema en decirte cuando alguien me atrae, pero si quieres estar tranquilo, ella parece muy atraída hacia ti.

—¿Cómo puedes saber eso? —preguntó.

Ángel ladeó la cabeza con una sonrisa socarrona en sus labios.

—¿La viste? —volvió a preguntar Diego.

—Sí. La invité a la playa a tomar una birra —comentó él.

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