Capítulo 14

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Tenía la sensación de haber sido pisoteada de la forma en que eran pisados los insectos cuando aparecían de repente frente a ti

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Tenía la sensación de haber sido pisoteada de la forma en que eran pisados los insectos cuando aparecían de repente frente a ti. Esa misma sensación que tuvo cuando se repetía las dolorosas palabras salir de la boca de Diego días antes de partir. Sí sabía bien qué sucedía por su cabeza. Estaba celosa. ¿Cómo no estarlo? Al regreso de Diego imaginó que todo sería igual, que volverían a sus andadas por cuanto lugar hubiera y claro que tendrían sexo en la parte de atrás de su carro como la última vez que sintió el roce de sus manos bajar hasta su muslo.

Solo recordarlo le dolía.

Había besos que se habían perdido porque no pudieron entregarse. Se encontraban estampillados contra cartas que envió, pero que nunca recibieron una respuesta. Se sentía como una anciana que trataba de revivir lo que murió con su última despedida.

Natalia miró la vía en su brazo y arrugó el ceño. Su mirada fue directo a la solución que daba sus últimas gotas, Resopló. No podía imaginar qué había sucedido. Solo recordaba discutir con Jenny hasta que el mundo se volvió tan oscuro como para hacerla temblar. Tenía frío, miedo y una sensación de nostalgia imperante que se pegó a su estómago.

—¿Natalia?

La chica alzó la vista al escuchar la voz de Erika. Resopló una vez más para apartar la mirada.

—No podía ser de otra manera —musitó.

—Jenny estaba muy asustada —comentó Erika.

Buscó una silla y tomó asiento a su lado. Necesitaba entender qué pasaba con Natalia, quién lo había provocado y por qué justo ella. En cada círculo hay un eslabón débil, pero imaginó que ese eslabón sería Vanessa o Joshua, jamás pensó que sería ella.

—¿Ella está bien? —preguntó

—Ella está perfecta. Quien debe preocuparte eres tú —dijo.

Natalia lo razonó. Le costó un segundo entenderlo, pero cuando lo hizo ya Erika había sacado un papel de su bolsillo.

—Estos son tus resultados —Aclaró y negó con la cabeza tan poco convencida de lo que vio—. No lo entiendo y eso es algo difícil de decir si proviene de mi, pero es así.

—¿De qué coño hablas? —lanzó Natalia inquieta.

—Tus niveles sanguíneos están alterados. Es un caos, según esto puedes estar en medio de una leucemia, y lo más importante son los niveles de tu co2 que me tienen alterada. No son normales y ni hablemos del veneno que ingeriste porque eso ya es harina de otro costal —masculló—. Natalia Según esto tu debes estar muerta en este instante. Tu don está pegado a ti no sé de qué manera. ¿Lo sientes? Siquiera lo percibes contigo.

—Está aquí. Justo aquí —dijo ella. señalaba su corazón nerviosa.

—Muéstramelo —lanzó Erika.

Natalia dudó. la vio hacer a un lado la silla y posicionarse justo frente a ella con toda la firmeza que podía tener. Nat ladeó la cabeza extrañada e inquieta. Erika estaba loca. Eso debía ser ¿Quién en su sano juicio te pide que le muestres un don como el de ella? Solo Erika.

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