Respuestas.

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Capitulo Trece: 

La luz del sol en el amanecer cubrió Montana en un abrir y cerrar de ojos; literalmente. Había pasado la mayoría de la noche tumbada en la cama de Sam, pensando. Pensando tanto, que al final me perdí, así como perdí el sueño y pase las horas solo despierta, suspirando y escuchando los ruidos que acompañan a la oscuridad. 

Así que a la mañana siguiente, no era de extrañarse que me sentíera agotada y lo que menos querisiera fuera ponerme de pie, aunque tuviera que hacerlo. Darme una ducha y bajar arrastrándome hasta la cocina, donde Sam y Justin se encontraban. 

Oh, Justin. La garganta aun se me contraia al pensar en el. 

Me deje caer en la silla del comedor y cerré los ojos inclinando la cabeza hacia atrás. Podría quedarme dormida en aquella incomoda posición si me lo permitieran...

—Buenos días para ti igual, keke.— pero la voz de Sam interrumpido cualquier intento,  seguido por la risa por los bajos de Justin. 

Malhumorada, me incorpore y abrí los ojos. 

—No dormi bien. 

—De nuevo— Sam interrumpió mordiendo una rebanada de pan tostado con mermelada morada. 

—De nuevo—suspire.— Buenos días, Justin. 

—Buenos dias, _____. 

Jadee. 

Rayos. ¿Como era posible que aun, a pesar de los días que llevaba ahí y de todo lo que me hizo pasar, escuchar a Justin susurrar mi nombre con aquella voz suya al despertar me causara mariposas en el estomago? Como mi estomago se revolvía... 

—Mierda— gemi con el sabor amargo subiendo por mi garganta. 

Tan rápido que no logre ver el rostro de los chicos al correr, abandone mi asiento y recorrí a trote el pasillo de la cabaña, hasta el medio baño del primer psio, ahí, me deje caer sobre el frio suelo, escuchando como mis rodillas robaban al momento del impacto. 


Maldita seas, Justin. Pensé cuando lo que fuera que hubiera en mi estomago a esa hora de la mañana salía dejando a su paso, la sensación de quemadura en los músculos de mi graganta. 

Maldito sea el embarazo y el momento en el que se me ocurrió tener sexo sin condon. 

Maldita sea... 


Con la cabeza escondida en el inodoro, escuche como el eco de las botas industriales resonaban a lo largo del pasillo y como estas se iban acercando. Tome aire y de un manotazo hice que la puerta se cerrara de golpe, antes de que alguien pudiera entrar y verme en aquella posición. 

Sonaron tres golpes contra la madera vieja. 


—¿____?— el primero en llamar fue Justin y eso solo empeoro el mareo. —¿Esta todo bien? 

Todo bien, si claro. Quise reírme. 

—Keke ¿estas bien?— la voz de Sam siguió. 

Su repuesta fue un arcada, que quedo en claro que no, no lo estaba. 


Aquel fue, lo que sentí como el momento mas largo de mi vida. Pasaron unos minutos, antes de que pudiera clasificar mi estado como "prudente" y lograra ponerme de pie y limpiar mi rostro y boca. Entonces, salí del cuarto sosteniendo del marco de la puerta para mantenerme estable, pues mis piernas se sentían de gelatina. 

Everything i didn't say [VSG BOOK#2] #Wattys2015Where stories live. Discover now