Capítulo 17

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Dejé los palillos sobre el plato y suspiré de lo lleno que estaba. La película había terminado y nosotros también. Mi padre me miró con el mismo gesto. Nos reímos los dos por algún motivo que desconozco. Bueno, vale. Seguramente era porque habíamos comido como si no hubiese un mañana.

—No estoy acostumbrado a comer tanto. —Me palmeé la barriga—. Creo que he engordado cinco kilos.

—Exagerado —bufó mi padre—, pero sí que nos hemos pasado comiendo.

Asentí con la cabeza.

—Hacía mucho que no comía comida coreana. La echaba de menos —dije mientras mirada todo lo que, aun así, nos había sobrado.

—Cuando vine a Estados Unidos, fue en lo primero que pensé. —Se rio un poco.

—¿Qué la ibas a echar de menos? —Sonreí al imaginármelo.

—Exactamente, pero, por suerte, encontré un par de restaurantes que la hacían muy rica.

—¿Uno es este? —Señalé el folleto que nos habían dado con el número.

—Así es. Es el más cercano de por aquí.

—Está muy rico, de verdad. —Asentí mientras cogía un último trozo de carne.

—¿Todavía tienes hueco? —Mi padre alzó las cejas cuando me vio masticar el trozo.

—Tengo el hueco perfecto para el postre. —Sonreí de oreja a oreja—. ¿Tú no? Me ofendes, papá. El postre es la comida más importante del día.

Mi padre se rio entre dientes y negó con la cabeza.

—De postre hay yogur natural con muesli y trocitos de chocolate negro.

Parpadeé confuso y él se levantó hacia la nevera. Lo vi preparando algo y sacando una caja de lo que parecían ser cereales. Me tendió una tacita y yo la cogí.

—Pruébalo, te va a gustar. —Asentí con curiosidad y revolví los cereales que había encima del yogur.

—El chocolate tiene pinta de ser amargo. —Hice un puchero.

—No es chocolate negro puro, pero es mucho menos dulce que el chocolate con leche. De todas formas, con los cereales bastará.

—Confiaré en tu palabra, papá. No me traiciones. —Me llevé la cuchara a la boca y comencé a masticar.

Tengo que decir que estaba bueno. Es verdad que el chocolate no era tan dulce, pero el dulzor de los cereales contrarrestaba bastante. Mi padre sonrió cuando me vio seguir comiendo; un poco concentrado, a decir verdad.

—No está tan mal, ¿eh? —me preguntó mientras comenzaba a recoger la mesa y a guardar la comida que había sobrado.

—Está sorprendentemente bueno. Me esperaba otra cosa, pero creo que me gusta mucho. —Asentí mientras masticaba y balanceaba mis piernas.

—Me alegra —comentó.

La cocina se quedó en un agradable silencio. Mi padre lavaba los platos y yo seguía disfrutando de mi recién descubierto postre. Cuando terminó, guardó la comida en la nevera y yo lavé mi taza y la cuchara.

—Seguiremos jugando, ¿verdad? —dije ya trotando hacia la habitación de nuevo. No iba a aceptar un no por respuesta, claro.

—A eso vamos, ¿no? —dijo divertido.

—Exacto, papá. Yo creo que nos da tiempo de terminarnos el juego, y espero que tenga un final más claro que la película. Todavía sigo dudando de que estuviesen despiertos. No se le puede dejar al espectador así. Es una falta de respeto, porque yo me quedaré con la duda para siempre.

To Mr. Jeon [KookV]Where stories live. Discover now