Capítulo 31

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Jimin miró a su amigo, quien estaba de los nervios. El coche había partido temprano desde el despacho de Hoseok hacía la recién descubierta ubicación clandestina. Esa madrugada, sin planearlo de forma tan detallada, todos se habían puesto en pie demasiado temprano. Los nervios pululaban por el aire y la tensión no pasaba desapercibida.

Jungkook había estado varias veces a punto de negarle la salida a Junghyung. Se había puesto un tanto histérico. Había estado callado varias horas hasta que había explotado todo lo que llevaba pensando desde que habían concluido cómo llevarían a cabo el plan. Junghyung no se había quedado atrás. Había intentado refutar todas las veces que su padre le prohibió participar.

El ambiente estaba caldeado. Hoseok, Seokjin y el propio Jimin también tuvieron sus propias discusiones. Sabían que no sería fácil, y podía pasar cualquier cosa, pero el plan ya había sido diseñado y eran las mejores opciones que habían pensado.

Horas después, Han llegó para rescatarlos de la vorágine de exaltaciones en la que habían caído. Jungkook había logrado tranquilizarse y aceptar de nuevo, a regañadientes y por exigencias del menor, que su hijo cumpliese su parte. Los otros tres adultos consiguieron centrarse de nuevo y la atmósfera recuperó parte de la normalidad. No obstante, ahora en el coche, podía notar que otro tipo de nervios estaba haciendo acto de presencia.

—Jungkook... —lo llamó—, todo saldrá bien.

—¿Y si no es así? —Apretó los puños—. ¿Y si descubren a Junghyung? Si le pasa algo no me lo perdonaré.

—Está con Han, y estarán los agentes encubiertos. Seokjin y Hoseok ya nos confirmaron que el equipo está en su posición. Tienen rodeado el sitio. Sabes que a ninguno le ha hecho gracia involucrarlo. Junghyung parece el único decidido aquí a meterse de lleno en ese sitio. —Suspiró.

—Solo tiene trece años. —Se mortificó.

—Pero probablemente tiene más experiencia que nosotros —comentó con una mueca.

Jungkook lo miró dolido. Jimin tenía razón. Su hijo se lo había contado, pero le estaba costando aceptar todavía lo que había tenido que hacer el niño durante todos estos años. Iba a abrir la boca para contestar, pero la voz de Seokjin en su oído lo interrumpió.

—Llegando. —Se asomó por la ventanilla tintada del coche y tragó con fuerza.

La zona era... No podía imaginarse a su hijo transitando esas calles de noche. La culpa lo carcomía por dentro. Era de día, pero, solo por el estado en el que se encontraba, se hacía una idea de cómo de grandes serían los altercados nocturnos.

—¿Estás preparado? —Hoseok sabía que no contestarían. Esa era la prueba de fuego. Si ellos respondían, quería decir que estaban metiendo la pata antes de empezar—. En marcha. —Sus palabras se coordinaron con el movimiento del vehículo.

Se bajaron de este y caminaron a paso ligero hasta el local. No había aparentes signos de peligro por fuera, pero ninguno quería apostar tanto su vida, así que se apresuraron.

—Incluso después de recuperar mis recuerdos, me cuesta creer esto. —Subió la cabeza y vio el cartel roído por el tiempo—. No sé en qué momento se transformaron en monstruos.

—Quizá, siempre lo fueron —habló Jimin—, y nunca lo supimos.

—De pequeño, alguna vez pensé que eran demonios malévolos y estrictos, pero jamás imaginé que esa broma infantil estaría tan cerca de la realidad. Si no acabamos con esto ahora... Si esto sale mal, es posible que no volvamos a abrir los ojos.

To Mr. Jeon [KookV]Where stories live. Discover now