Capítulo 32

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Me levanté de la cama como una fruta escachada y me dirigí a la habitación de mi padre. Volver a casa se sentía bien. Asomé la cabeza y lo vi con el teléfono. Sí, estaba en casa, y despierto. Toqué con suavidad y sus ojos me enfocaron.

—Buenos días, Junghyung. —Saludó.

—Será buenas tardes, papá. —Entré y me subí en la cama mientras me reía—. ¿Qué haces? —pregunté con curiosidad.

—Estoy respondiéndole unos mensajes a Jane, pero ya acabé. —Dejó el teléfono a un lado y se quedó echado en la cama.

Me acerqué hasta él y me abrazó, atrayéndome a su pecho. Nos quedamos los dos en silencio, asimilando la situación. Todo había vuelto a la normalidad. Podíamos empezar a ser oficialmente una familia normal, más o menos.

—¿Estás bien? —me preguntó.

—Sí, ¿y tú?

—También —murmuró.

El cómodo silencio volvió a reinar en la habitación hasta que abrí la boca de nuevo antes de mirarlo a la cara.

—¿Y ahora qué? —Ladeé la cabeza.

Mi padre me observó, dubitativo, pero luego suspiró.

—Hay que encargarse de un par de cosas. También hay que esperar a que... —Se quedó en silencio.

—Estoy seguro de que despertará pronto, papá. Ya ha empezado el nuevo tratamiento. Responderá bien y se curará. Tengo fe. Papá es fuerte. Además, confío en Yoongi —le aseguré.

Él sonrió levemente y me despeinó el pelo.

—¿Lo aprecias mucho?

—Claro, es como mi tío postizo, porque papá no tiene hermanos. Al principio discutíamos mucho, pero logramos llevar el barco a buen puerto. Sin él no podría haber hecho nada, ni podría haber ayudado a papá, así que le estoy muy, muy agradecido.

Asintió a mis palabras, satisfecho con la respuesta. Parecía estar tramando algo, o, quizá solo era mi imaginación.

—Yo... voy a construir un hospital especializado en el tratamiento del cáncer. —Abrí los ojos, sorprendido—. Quería... compartirlo contigo.

—¡Eso es estupendo! —Sonreí de oreja a oreja—. ¿Ves? Eres un padre genial. —Lo sacudí por los hombros. Mi padre se carcajeó y a mí casi se me saltan las lágrimas. Tenía la ligera idea de por qué lo estaba haciendo—. Eres increíble, y estoy seguro de que papá también se alegraría un montón —respondí con sinceridad—. Eres el mejor padre del mundo. —Me lancé a abrazarlo.

—Gracias, hijo. —Correspondió mi gesto y me enrolló en sus brazos—. Intentaré serlo a partir de ahora.

—Pero ya lo eras de antes, porque si no, no estaría yo aquí. Sabía que papá no tenía mal gusto —bromeé. Mi padre se rio y agradeció mis palabras—. Oye, papá. Creo que deberíamos levantarnos ya. ¿Has visto qué hora es? Tengo hasta hambre. —Hice un puchero.

—La comida ya está de camino, así que anda a bañarte. —Yo sonreí de oreja a oreja y desaparecí del cuarto.

Cuando bajé de las escaleras, ya limpio y fresco, aterricé en la cocina. La comida ya había llegado. Mi padre la estaba sirviendo en los platos y la mesa ya estaba puesta.

—¿Te ayudo en algo?

— No te preocupes. Ya está todo. Puedes sentarte —me indicó.

To Mr. Jeon [KookV]Where stories live. Discover now