XVII. La reunión

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La magia no solo le pertenecía a los brujos

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La magia no solo le pertenecía a los brujos.

En realidad, la magia era un orden natural. Le pertenecía a toda la existencia, viva o no, a todo lo creado y lo destruido, jamás podría llamársele hereje porque no era de nadie, era un poder sin religión, sustentado por las creaciones etéreas y eternas, era tan natural como nacer, vivir y morir. Podía tomarse de donde fuese, porque estaba en todos lados: venía de los dioses, de la naturaleza, de la vida, de las plantas, del aire, del universo...

Pero los mortales siempre gustaron de separar las cosas en lo correcto y lo incorrecto, para ellos la magia nacida de sus religiones era lo correcto, y todo lo que existiese fuera de sus dogmas representaba la más grande herejía. Y así vivían los cazadores. Porque ellos usaban magia para defenderse, para pelear, usaban magia para existir, en especial ellos: los Anifei Addols. Podía sentirlo parado frente a él, apestaba a magia y a Antonio Banderas, su máscara no solo exudaba ostentosidad, sino que el poder que venía de ella me dejaba curioso por su connotación.

Y ahora, sus palabras solo me habían encendido alarmas.

Siempre supe que ellos tomaban su magia de los espíritus de sus ancestros. Que tenían una leyenda sobre cómo éstos se sacrificaron por su gente, y un árbol se formó de aquel sacrificio, y de él venía su poder como agradecimiento por su trabajo para la tierra. O algo así.

Y del mismo modo sabía que, cuando mi madre se enfrentó a ellos, también destruyó ese árbol y los despojó de su poder. Eso es lo que los había matado.

Observé al cazador con confusión, envuelto en una ola de pensamientos que buscaban una explicación a su petición. No tenía sentido para mí ¿por qué buscaban algo que no existía, para empezar? ¿Y qué tenía que ver yo? Habían demasiados hoyos ahí y no lograba cerrar ninguno.

—Así que todo esto ¿Es por eso? —Le dije, incrédulo — ¿Por un mito que dejó de existir hace milenios?

—¿Un mito? No puedes engañarme. No puedes engañarnos.

—Cazador, si tu gente odia mi sangre es por lo mismo que estás pidiéndome te diga dónde encontrar...Porque fue destruido cuando ustedes querían destruirla a ella ¿Buscas un fantasma acaso? Están dando vueltas en la nada. Váyanse de aquí, no encontraran lo que buscan porque no existe.

Sus labios se apretaron en una fina línea. Se veían húmedos e hinchados, y supe que estoy pensando con la cabeza equivocada en el peor momento porque no hicieron más que parecerme atractivos y conocidos. Aparté la mirada, entornando los ojos para dar un paso hacia atrás y alejarme de él. Estábamos demasiado cerca. Era peligroso.

—Necesito que seas sincero, Rajá —pronunció el Zorro—. Y yo seré sincero contigo.

—¿Ya pasamos esa línea de la relación? ¿La de llamarnos por nuestros nombres de pila? —bromeé —. Estoy siendo sincero, Zorrito, lo que buscan no existe. Así que agradecería que toda esta carnicería se detuviera y aceptaran su equivocación.

La filosofía de Rex Gold.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ