Capítulo 32

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"Estás despedido"

"P-pero majestad, yo no..." el hombre se encogió en su silla ante la penetrante mirada del rey.

"Majestad" Taehyung le tomó del hombro para captar su atención "No parece ser culpa del secretario" defendió.

"Entonces que confiese quién fue el cotilla que llamó a los reyes Jeon" dijo con seriedad "El departamento de órdenes y decretos reales se está tomando muchas libertades" gruñó.

"Majestad, puedo asegurar que ninguno de mis hombres emitió tal comunicado y no tengo ni la menor idea de quién puede estar filtrando información privada del palacio" explicó con veracidad.

Taehyung frunció el ceño y soltó un suspiro "Agradezcamos que la información solo llegó hasta oídos de los reyes del sur y no fue de conocimiento público" dijo el castaño desabotonándose el saco, repentinamente acalorado.

"Esto no me da buena espina, príncipe" su padre se dirigió a él mientras caminaban de regreso a la casa principal "No puedo permitir que tu matrimonio se disuelva ni mucho menos que el rey Jeon responda con violencia, no podemos permitirnos una guerra en este momento, suficiente es lidiar con las revueltas en la frontera y la comandancia es poca, no tenemos un fuerte bélico experimentado, esa es la realidad" el rey parecía frustrado ante la situación.

"Majestad, las cosas entre el príncipe y yo no están en buenos términos, si él desea irse yo no lo voy a detener, porque ya le he hecho pasar por mucho daño" se sinceró frente a su padre sin esperar comprensión, pues bien sabía que no la obtendría.

El viejo se volteó a encarar a su hijo frente a frente "Entonces deberás hacer que funcione, busca la manera de que funcione, porque en siglos no se ha escuchado la palabra divorcio en esta dinastía y no voy a consentir que en mi reinado y mi propio hijo, mi unigénito, sea quien rompa con la tradición" su tono de voz salió serio, pero el príncipe Kim sabía que aquello no era más que otra de las amenazas de su padre.

Mientras el rey Kim paseaba por su palacio con frustración los reyes Jeon habían corrido a la habitación de su hijo desde que lo habían visto envuelto en la manta.

El príncipe Jeon reposaba en medio de su nido. Cuando su padre puso un pie dentro del aposento Jungkook no pudo evitar soltarle un gruñido, sin embargo hicieron caso omiso.

Su madre se sentó en la orilla de la cama junto a él y su padre intentó cobijarlo, pero fue imposible cuando el menor se encogió en sí mismo en la cama y mostró un puchero en sus labios.

"¿Qué ocurre, bebé?" su padre cuestionó ante la negativa.

"No lo sé" admitió con los ojos tristes "No me siento cómodo si ustedes están aquí" sus manos cubrieron su vientre por encima del cobertor que lo cobijaba.

"Está bien cariño, estás anidando y no dejarás que nadie toque tu nido además de tu alfa y tú mismo" su madre le explicó.

Y como siempre el pelinegro se molestó internamente por no saber cosas tan básicas como el comportamiento de su lobo cuando estuviera preñado, pero sabía la razón y era precisamente la ignorancia con la que sus padres permitieron que creciera, sobreprotegiéndolo y ahora estaba ahí tan delicado y sin saber porque sufría cambios físicos y hormonales.

"No me gusta sentirme así" lloriqueó con su labio inferior sobresaliendo cuando intentaba retener las lágrimas. De hecho, él también se había vuelto muy sensible.

"Está bien, pequeño, trataremos de alejarnos un poco para que no te sientas incómodo, pero necesitamos hablar" su padre dijo sentándose en el sofá que estaba cercano a la cama y el menor sintió un peso elevarse de su cuerpo cuando su nido ya no era amenazado por terceros.

Un esposo para el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora