CAPÍTULO 5

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Esa mañana no me despertó el reloj despertador, sino una melodía que sonó unos minutos antes; era una llamada entrando en mi celular.

—¿Sí? —pregunté de manera somnolienta, colocando la bocina del teléfono en mi oído.

—Jaseth, soy yo, Devon.

Me senté en la cama, desperezándome de inmediato. Era extraño que me llamara tan temprano, cuando Devon era lo menos madrugador que existía sobre la Tierra.

—¿Qué sucede?; ¿por qué me llamas tan temprano? —lo interrogué intentando mantenerme serena, para no comenzar a preocuparme antes de tiempo.

—Mis padres están haciendo un escándalo, por eso —me respondió con evidentes signos de aún encontrarse adormilado.

—¿Un escándalo? ¿Están peleando? —me extrañó su respuesta, pues, Nicholas y Lea casi nunca discutían, al parecer una sola vez en su relación se habían separado, y encima ni siquiera había sido por culpa de ellos. Nosotros siempre intentamos averiguar quién fue el culpable, pero cuando preguntaba, mi madre se enfadaba y mi papá se reía; y los padres de Devon esquivaban la pregunta cambiando de tema. Era un gran misterio.

—No, no es por eso —respiré aliviada—. Al parecer vuelve alguien muy importante, y eso los ha mantenido despiertos. Mi mamá se levantó muy temprano para preparar todo para recibirlo, está muy emocionada.

—¿Alguien vuelve? ¿Quién?

—No lo sé. Me dijeron que lo conocemos, pero yo no recuerdo...

—¿Te dijeron su nombre?

—No..., solo que nos conocíamos desde pequeños. Al parecer llega este mediodía, y en la noche van a organizar una cena de bienvenida.

—Oh, bien, si puedes averiguar algo más, dime.

—Lo prometo.

Y Devon tenía razón, al parecer, alguien que conocíamos, pero no recordábamos, había vuelto del extranjero y pensaban organizarle una cena de bienvenida. Mis padres me lo expusieron durante el almuerzo, y me pidieron que no llegara tarde del restorán, ya que tenía que asistir.

—Prefiero faltar a la cena y trabajar horas extras.

—No seas grosera —me regañó mi madre.

—Mami, pero si no conozco a esa persona que viene del extranjero.

—Claro qué lo conoces, se criaron juntos, eran amigos de pequeños.

—Realmente, no lo recuerdo —apoyé mi codo sobre la mesa y descansé mi mentón sobre mi palma. No importaba cuánto excavara en mi cabeza, él único niño que estaba en mis recuerdos y con quién había crecido era Devon, nadie más.

—Cuando lo veas, seguramente lo recordarás —dijo mi papá, mientras terminaba de comer.

—¿Yo también lo recordaré? —preguntó el pequeño Aquiles, mientras revolvía con poco interés la sopa que tenía frente a él.

—No, hijo, tú ni siquiera habías nacido cuando ellos vivían aquí —le aclaró mi mamá.

Realmente no tenía ningún interés en asistir, odiaba fingir cortesía con las amistades de mis padres, solo porque eran sus amigos.

—Bien, vuelvo al trabajo —anuncié luego de terminar mi comida.

—¡No olvides lo de esta noche! —me recordó mi papá mientras comenzaba a lavar los platos usados.

—¡Sí, papi!, ¡prometo que iré! —dije no muy alegre; y luego de despedirme de mis padres y hermano, salí para volver al restaurant.

Mientras abría mi local, una sonrisa se formó en mis labios al recordar que, si no fuera por la ayuda de mis padres, nunca hubiera podido tener mi propio negocio. Ellos siempre habían estado para mí, y estaba segura que lo seguirán estando por siempre y siempre que los necesite.

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