CAPÍTULO 18

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Y sí, no me había equivocado al suponerlo. Todos significa todos, por supuesto, y eso lo incluía a él, a Dennis. Y para desgracia mía, se encontraba frente a mí y a Bear. Y me miraba con esa estúpida sonrisa fanfarrona que tanto odiaba. Se estaba burlando de mí y nadie se daba cuenta.

A mi otro lado, estaba Devon. Traía una sonrisa amistosa y parecía estar enérgico y animado mientras habla con los demás en la mesa. Incluso mi mejor amigo parecía ajeno al sufrimiento mental que estaba sobrellevando en ese preciso momento.

—Y bien Bear, cuéntanos en qué trabajas —Ese fue Jeremy empezando con su papel de tío sobreprotector. Mi papá pareció querer decir algo, pero una sola mirada de mi madre bastó para que cerrara la boca antes de lanzar la primera palabra. Se cruzó de brazos y se mantuvo en silencio. Por supuesto, estaba controlado porque mi madre lo había regañado antes de venir. "Ni se te ocurra hacer otra de tus escenas de padre celoso", esa fue la primera amenaza; "Hace mucho que no duermes en el sillón", y esa fue la amenaza definitiva.

—Tengo una florería. Es algo pequeña, pero recién estoy empezando en el negocio.

—Oh, un chico emprendedor. Me gusta, me gusta —agregó Roma de inmediato. Tanto Jeremy como mi padre lo miraron mal. ¿Acaso habían conspirado para hacerle la vida imposible al pobre osito de Bear?

Suspiré resignada. A veces los adultos actuaban más infantiles que los niños. Pues, ahí estaba Aquiles, sentado tranquilo y callado, disfrutando de su cena sin hacer ninguna escena, no como otros...

—Pobre, Jas. Sí que lo tiene difícil —dijo Lea, la madre de Devon, acariciando mi hombro con compasión.

Y así siguieron interrogando a Bear, y, como el chico bueno que es, respondió a cada una de las preguntas por más tensas que fueran. Con cada respuesta, Jeremy pareció relajarse. Ya no tenía sentido seguir fingiendo ser el tío sobreprotector después de comprobar que, efectivamente, Bear era un muy buen partido.

Por supuesto, mi padre fue el único que parecía no querer ceder. Se mantuvo de brazos cruzados y comiendo en silencio, sin intenciones de relajar el ceño fruncido, ni un poquito, cada vez que escuchaba la voz de mi prometido responder alguna que otra de las interrogaciones.

La cena, exquisita, fue degustada entre risas y anécdotas una vez que Bear se relajó y lo hicieron parte del grupo. Roma, le dio algunos consejos de negocios para hacer crecer su local de flores, y Nicholas también se unió a esa conversación, mientras el resto parecía estar inmiscuido en otro tema.

Devon aprovechó que todos estaban distraídos para captar mi atención.

—¿Qué sucedió ayer en tu restorán?

Pasé saliva. Su pregunta realmente me sorprendió.

—¿Qué quieres decir? —le devolví la pregunta en tono bajo.

—Dennis no me quiso decir la razón, pero ayer lucía de muy mal humor cuando volvió de trabajar.

—Tuvimos una pequeña discusión. Solo eso.

Devon me miró fijamente. No lucía muy convencido. Pude ver por su expresión que esperaba de mi parte una respuesta más extendida; pero no podía dársela. No quería agrandar aún más el problema. Esto era algo que debía quedar entre Dennis y yo, y terminar entre nosotros dos. De lo contrario, solo estaría alimentando la situación. ¡Ya quería olvidarme del morenazo y centrarme solo en Bear! ¡¿Por qué era tan difícil?! ¡Todos parecían estar en contra mía!

Devon se enderezó regresando a su lugar luego de darme un asentimiento. No me creía, pero yo me negaba a decirle nada más.

A causa de aquel breve intercambio con mi mejor amigo, me vi imantada a levantar la vista y a escudriñar a aquel culpable de mis preocupaciones. Al parecer, él se percató de que lo busqué con la mirada, ya que también movió sus ojos para buscarme y coincidimos.

FLASH-SIDEWAYWhere stories live. Discover now