-Tan alto como el honor

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-Harrol Arryn

Estaba en el barco, este se movía una y otra vez haciendo que mis nauseas no tardaron en aparecer, no faltaba mucho en un par de horas estaríamos en Kigslanding solo había que esperar un poco.

La razón de mi viaje era para conocer a mi sobrina, la princesa Aemma Targaryen, esta lleva el nombre de mi amada hermana Aemma Arryn, quiero conocerla, en todo el reino se dice lo mismo, "la princesa es idéntica a la difunta reina Aemma" "Se parece más a su abuela, que a su propia madre".

Quería comprobarlo con mis propios ojos, quería verla y obviamente llevaría regalos consigo, hacía ya dos meses de su nacimiento, y yo y toda mi casa viajariamos hasta la capital para conocer al hermoso vástago que según todo poniente era la princesa más hermosa que habían conocido y visto.

Mi casa era una casa de honor, lealtad, honestidad somos una casa digna de gloria, nuestras flotas llevavan el color azul celeste en sus banderas reflejando el escudo del águila por lo alto, tan alto como nuestro honor.

Pero mis muy profundos pensamientos fueron interrumpidos por un sirviente que se acercó a mi para decirme.

-Mi señor, nuestro destino está enfrente de nosotros, llegamos mi señor- No me había dado cuenta en lo sumergido que estaba en mis propios pensamientos hasta que mi sirviente me dijo que habíamos llegado.

- Pense que faltaban horas- Llevaba mucho tiempo mirando hacia la nada entonces era muy probable que realmente si estuviera meramente sumergido profundamente muy profundamente en mis pensamientos.

Cuando gire mi vista pude contemplar la belleza ante mis ojos, era una gran majestuosidad, una hermosa fortaleza con el emblema de la casa Targaryen por doquier, unas grandes y formidables murallas recubrian el palacio desde lejos se contemplaban algunas pequeñas vistas desde los jardines, el castillo era hermoso.

Finalmente la tripulación comenzó a bajar el cargamento, las cajas de los obsequios para mí sobrina, algunas frutas e incluso algo de pólvora para la celebración que yo daré al anochecer.

Baje por la inclinación de la tabla de madera del barco y comenze a caminar hacia el interior de la fortaleza, en cuanto mi casa y yo entramos, fuimos recibidos por el rey Viserys, su nueva mula a la cual le llamaban "reina", y sus horribles, asquerosos y sumamente repugnantes vástagos.

-Me alegra de que este aquí, lord Harrol- dijo el rey Viserys con una gran sonrisa en su rostro.

Hize una leve reverencia y salude a todos con un gusto evidentemente muy falso.

- Gracias su majestad, pero mi propósito no es acudir por oro, o para conocer al consejo, o para hablar sobre temas políticos, yo vine aquí con el único fin de ver a mi sobrina la princesa Aemma- Dije contemplando gustoso el rostro de Alicent de molestia, me divertía hacerla enojar.

- Mi nieta, es mi más grande orgullo es el fuego encarnado, es una obra de arte digna de admirar- Por fin coincidíamos en algo, si bien no conocía a mi sobrina tenía muy buenos presentimientos sobre ella.

Sin más me incline hacia los presentes y me adentre en la fortaleza, contemplando cada centímetro de la estructura del palacio.

Daemond Targaryen

Sostenía a mi bella niña entre mis brazos, veía como se removia con una sonrisita de complicidad, era la niña de mis ojos esta era mi hija, la única niña que tendría, algo en mi corazón me lo decía.

Nothing to lose [Aemond Targaryen] Where stories live. Discover now